Información básica
El peyote es un cactus sin espinas de los desiertos de México y Estados Unidos que contiene mescalina. Distintos pueblos nativos de Norteamérica y Mesoamérica han utilizado el peyote de forma tradicional desde la antigüedad con finalidades médicas y religiosas.
El peyote, o Lophophora williamsii, es un cactus sin espinas que crece principalmente en los desiertos del norte de México y el suroeste de Estados Unidos de América. Comúnmente crece debajo de matorrales, y suele aparecer en grupos que van desde tres, hasta más de cincuenta. Su crecimiento es muy lento, para alcanzar la madurez pueden pasar hasta 15 o 20 años.
La zona de distribución del peyote está dentro de un rombo irregular que va de Deming, Nuevo México, a Corpus Christi, Texas, Sombrerete, Zacatecas y de nuevo a Deming. La zona que comprende dicho rombo se encuentra el valle de Río Grande (norte), las montañas de Tamaulipas (este), la cuenca de los afluentes de la orilla derecha de Río Grande de Santiago y río del Mezquital (sur) y las faldas de la Sierra Madre, de la Sierra de Durango y la Sierra de Nayarit. Suele crecer en los suelos calcáreos y arcillosos de formación cretácea al norte de esta región.
Su forma y tamaño es variable, algunos con formas circulares llegan a tener hasta 20 centímetros de diámetro. Existen otras formas que son similares a la de una zanahoria o un nabo, pero sin hojas o ramas. Está dividido radialmente por surcos rectos, ligeramente en espiral, sinuosos, o formas más complicadas que forman «botones». Estos botones tienen pequeños mechones de espeso pelo gris-blanco-amarillo. Esta característica ha sido la que ha dado el nombre de su clasificación botánica moderna, Lophophora, que significa «yo tengo crestas». En el centro de su parte superior hay un pequeño punto de pelusa muy espesa, donde puede aparecer una flor de color blanco-rosado en determinadas épocas del año.
Se le conoce por múltiples nombres entre los que destacan: peyote, piote, jículi, hikuri, raíz del diablo, challote, cactus pudding, botón de mescal, peote, tuna de tierra y cactus de whisky.
Origen/Historia
El uso del peyote en la América precolombina
Evidencia antropológica encontrada en el sur de Texas y en algunos lugares de México sugieren que las prácticas o rituales en los que se hacía uso del peyote en pueblos originarios de estas zonas pueden tener una antigüedad aproximada de hasta 5700 años. Estudios recientes han datado mediante la prueba del carbono la antigüedad de unos botones secos de peyote encontrados en la cueva número 5 de Shumla, en Rio Grande, Texas, y los botones resultaron ser de entre los años 3780 y 3660 a.C. Estos botones contenían todavía un 2% de mescalina, con lo que los hace la muestra botánica psicoactiva más antigua jamás encontrada.
Durante la época de la ocupación española, algunos misioneros describieron prácticas que tenían que ver con dicho cactus. Fray Bernardino de Sahagún, por ejemplo, escribió en 1560 acerca de ciertos pueblos —toltecas y chichimecas— que usaban el peyote desde 1890 años antes de la llegada de los españoles al territorio que habitaban, según narraciones de los indígenas.
No existe un consentimiento general acerca de qué pueblo fue el primero en utilizar el peyote. Algunos autores sugieren que fueron los tarahumaras, otros afirman que fue el pueblo chichimeca —ambos pueblos originarios del norte de México— los primeros en descubrir las propiedades psicoactivas del peyote. Posteriormente dicho conocimiento fue compartido con Coras, Huicholes, Tepehuanos y Mexicaneros, entre otros.
El etnólogo Carl Lumholtz estima que en realidad el uso de peyote se remonta a más de tres mil años de antigüedad ya que un símbolo utilizado por los tarahumaras en la ceremonia del peyote aparece en tallas rituales que datan de esa fecha preservadas en rocas volcánicas.
Uso contemporáneo tradicional del peyote
El peyote es considerado sagrado entre diferentes pueblos nativos de México como los wixarika (huicholes), nayeeris (coras), o’dham (tepehuanos), raramuris (tarahumaras), yaquis, yoemes (mayos), purépechas, chichimecas. También en el sur de los Estados Unidos de América por pueblos como los sioux o lakotas, cheroqui, apaches, dinè (navajos), entre otros. La mayoría de estos pueblos habitan en la desértica área cultural definida como Aridoamérica (zona árida, al norte de Mesoamérica).
Existen más de 40 tribus de indios norteamericanos, en muchas partes de Estados Unidos y de Canadá, que utilizan el peyote como sacramento religioso. Su tradición es más joven con respecto a ciertas tribus mexicanas, principalmente los wixarikas, coras y tarahumaras. El contacto entre estos diferentes pueblos se originó principalmente por relaciones comerciales y familiares entre ellos y parece ser que los primeros nativos norteamericanos que aprendieron a utilizar el peyote fueron los kiowas y comanches durante sus visitas a grupos indígenas del norte de México.
Una de las figuras más importantes en la expansión del uso del peyote en tiempos modernos hacia las tribus de Norteamérica fue John Wilson, que desarrolló una ceremonia que llamaba «Gran Luna» y fue el responsable de llevar dicho conocimiento a la mayoría de las tribus del norte. En contraposición a estas ceremonias, otro personaje que era jefe tribal, Elk Hair, desarrolló las ceremonias de «Pequeña Luna», las cuales eliminaban toda carga cristiana del rito y reconocían a los indios como los únicos que podían celebrar dichas ceremonias.
Hoy en día, la Iglesia Nativa Norteamericana (NAC por sus siglas en inglés) sigue con los ritos iniciados por John Wilson. En esta iglesia de influencia cristiana se utiliza el peyote como sacramento y cuenta con unos 250.000 seguidores. A los miembros de la NAC se les permite el uso del peyote bajo la ley de Libertad Religiosa Indígena de Estados Unidos.
En México, la cosmovisión de los wixarika, conocidos también como huicholes, está íntimamente relacionada con el peyote. La vida de estos indígenas gira en torno a un calendario que contempla ofrendas, peregrinaciones, fiestas y celebraciones relacionadas con el conocimiento acerca del peyote. Entre los distintos pueblos peyoteros, los wixarika son considerados como los guardianes del peyote, dado que su tradición de uso del cactus es más antigua.
Uno de los ritos más conocidos e importantes del culto al peyote de los wixarikas es la peregrinación a Wirikuta en el desierto de San Luis de Potosí, lugar sagrado de los huicholes y de otros pueblos. Esta peregrinación es el acto más sagrado dentro de su calendario festivo, ya que es el tiempo para la recolección del peyote necesario para la celebración de las demás festividades del año. Los wixarikas recorren, tradicionalmente a pie, aunque hoy día la peregrinación se hace en autobús y camionetas, los más de 400 km que les separan de Wirikuta.
El peyote y la mescalina fueron las primeras sustancias psicodélicas a la que los occidentales tuvieron acceso, y por ello son probablemente las sustancias que mayor presencia han tenido en la literatura occidental. La mescalina fue la primera sustancia psicodélica sintetizada en forma pura. Aldous Huxley escribió acerca de ella en 1954 y popularizó sus efectos en Las puertas de la percepción. Los libros de Carlos Castaneda también popularizaron el interés en el peyote. La mescalina fue también la primera sustancia psicodélica que suscitó el interés de los científicos.
Composición química y dosificación
En 1888, Louis Lewin publicó el primer estudio químico sobre el peyote. Era la primera vez que se publicaba un artículo sobre una planta psicoactiva en occidente. Aisló un alcaloide al que llamó anhalonina, que hoy se considera que era una mezcla de diversos alcaloides. Años más tarde, entre 1895 y 1896, Arthur Heffter publicó dos estudios más sobre el peyote, en los que describía haber aislado cuatro alcaloides distintos: mescalina, peyotina, anhalondinina, y lophophorina. Heffer realizó también autoensayos para hallar la acción psicoactiva de estos alcaloides y descubrió que la mescalina aislada tenía efectos casi indistinguibles del peyote. En 1919 se identificó la mescalina como 3,4,5-trimetoxi-B-fenetilamina, y se convirtió así en el segundo alcaloide psicoactivo aislado de una planta (el primero fue la harmina de la Peganum harmala).
Posteriormente se han aislado más de 50 alcaloides distintos en la planta del peyote, y el contenido en alcaloides es en torno del 8% del peso de la planta seca.
La mescalina es una feniletilamina, una clase de sustancias que comparten una estructura similar. Otras sustancias de este grupo son las anfetaminas (como la MDA o la MDMA), las catecolaminas (como los neurotransmisores dopamina y adrenalina) y muchos medicamentos (antidepresivos, broncodilatadores…).
En cuanto a la dosis utilizada de planta, en contextos ceremoniales suelen ingerirse desde 30 hasta 150 gramos de peyote seco y pulverizado por persona. La cantidad en botones suele ser de cuatro a doce botones de peyote, aunque en determinadas ceremonias los participantes pueden consumir más a lo largo de la noche. En ocasiones se prepara una infusión de peyote, tras pulverizar los botones, y se bebe el líquido, igualmente amargo, que contiene los alcaloides.
Dosis de mescalina
La dosis activa de hidrocloruro de mescalina por vía oral se encuentra entre los 150 y los 700 miligramos. Las dosis habituales de mescalina se han calculado sobre los 3,75 mg de mescalina por kilogramo de peso corporal.
- Dosis umbral: 100 mg
- Dosis baja: 100-200 mg
- Dosis media: 200-300 mg
- Dosis alta: 300-500 mg
- Dosis muy alta: 500-700 mg
Efectos
Los primeros escritos que hablaban del peyote en forma detallada fueron los de Fray Bernardino de Sahagún, quien atribuía visiones espantosas, risas, ánimo para pelear, valor, protección de los peligros; además de ser un recurso utilizado en tiempos de sed o hambre.
El peyote tiene un sabor amargo y acre, y suele inducir náusea y más raramente vómitos. La mescalina sintética, aunque en menor medida, también produce náuseas y vómitos, así que parece que el efecto no solamente se debe a los otros alcaloides presentes en la planta, sino un efecto propio de la mescalina.
Los efectos del peyote tardan cierto tiempo en manifestarse. Este periodo de instauración de los efectos puede durar entre 2 y 4 horas. La experiencia se prolonga posteriormente durante unas seis horas más antes de desvanecerse progresivamente. La duración total de la experiencia suele ser de alrededor de 10-14 horas.
Los efectos inducidos por el peyote, y su alcaloide psicoactivo principal, la mescalina, pertenecen al grupo del los llamados efectos «psicodélicos clásicos», junto a la LSD, los hongos psilocibes (psilocibina), la ayahuasca y la DMT. El peyote comparte con este grupo de sustancias la capacidad de inducir cambios profundos en la percepción, la consciencia y la cognición. Pueden aparecer visiones con los ojos abiertos y cerrados, incremento en las percepciones sensoriales (colores más brillantes, el sonido se percibe con mayor profundidad), así como experiencias de insight psicológico y experiencias trascendentes y espirituales, así como cambios en la percepción del espacio, del tiempo y de la autoimagen.
El peyote resulta ligeramente más estimulante que los hongos psilocibes o la ayahuasca. Dado que la mescalina pertenece al grupo de las feniletilaminas y su estructura es parecida a otras sustancias psicoactivas como la anfetamina o la MDMA, comparte algunos de los efectos estimulantes de éstas, aunque en menor medida. No se ha informado de que la mescalina ni el peyote tengan potencial adictivo, y de hecho algunas comunidades de la Iglesia Nativa Americana utilizan el peyote para tratar problemas de adicción al alcohol y otras sustancias.
Estatus legal
El alcaloide psicoactivo del peyote, la mescalina, es una sustancia controlada por el Convenio de 1971 de Viena y se encuentra incluida en la Lista I. Por tanto, se considera una sustancia cuyo uso, venta y fabricación está prohibida. Sin embargo, la planta del peyote no está incluida en las listas de los convenios, y su regulación depende de la legislación de cada país. Así, en Canadá la mescalina está en la Lista III, y el peyote está explícitamente exento de regulación si no está preparado para su ingestión, mientras que en Brasil, Francia, Italia y otros países el peyote está considerado ilegal. Otros países, como España, no hacen mención al peyote en las listas de plantas controladas, aunque eso no implica que la venta de peyote no pueda ser considerada un acto ilícito.
En el caso de la legislación de Estados Unidos, el uso del peyote está permitido únicamente en contextos ceremoniales para personas pertenecientes a la Iglesia Nativa Americana.
El gobierno mexicano fue uno de los países que, al adherirse al Convenio de 1971 y ratificarlo el 20 de febrero de 1975, formuló una reserva expresa con respecto a su aplicación, ya que existen en su territorio ciertos grupos étnicos indígenas que utilizan tradicionalmente plantas silvestres que contienen sustancias psicotrópicas entre las de la lista I, el peyote entre ellas. Dentro de la legislación mexicana, el cactus de peyote no está propiamente prohibido o regulado, ya que no se le incluye en ningún apartado de la Ley General de Salud. Su uso está permitido a los huicholes. Aun así, el peyote está considerado como una planta amenazada, por lo que su recolección está prohibida, excepto en los casos de uso tradicional de los pueblos indígenas.
Prevalencia de uso
El peyote y la mescalina, aun siendo una sustancia relativamente conocida debido a las publicaciones de los años 50-70, es una sustancia consumida con muy poca frecuencia en la sociedad occidental. En los resultados de la Global Drug Survey del año 2017 ni siquiera aparece listada entre las 40 sustancias encuestadas. En décadas anteriores, algunas personas creían haber consumido mescalina, aunque en muchos casos, según algunos autores, se trataba probablemente de LSD. La dosis de mescalina es relativamente elevada en comparación a otras sustancias que se venden en el mercado ilícito, y su síntesis o extracción resulta cara y difícil, por lo que la mescalina sintética no suele encontrarse en el mercado negro. El peyote es una especia protegida y de crecimiento lento, y además hay que ingerir bastantes botones para experimentar efectos psicoactivos. Por todo ello, la prevalencia de consumo de peyote y mescalina es considerablemente baja en comparación con otras sustancias.
En cuanto a las personas que consumen peyote en contextos ceremoniales, se estima que la Iglesia Nativa Americana cuenta con alrededor de 250.000 miembros en México, Estados Unidos y Canadá. Los miembros de esta iglesia suelen utilizar el peyote con cierta regularidad. Según datos de 2003, solo la población huichol abarca cerca de 44.000 personas.
Salud y reducción de riesgos
Salud física
Debido a la posibilidad de que se produzcan experiencias intensas que generen ansiedad, las personas con historial de enfermedades cardiovasculares, en particular aquellas que están tomando medicación para controlar estas patologías y que tienen la actividad física reducida por indicación médica, deberían abstenerse de utilizar el peyote.
El peyote tiene efectos ligeramente estimulantes, por lo que no debería ser combinado con otras sustancias estimulantes.
Salud psicológica
Como con cualquier sustancia psicodélica, resulta extremadamente importante tener en cuenta tres factores a la hora de reducir los riesgos asociados a su uso: la dosis, el set (estado mental previo) y el setting (el contexto en el que se utiliza).
En cuanto a la dosis, es importante saber que los efectos de la mescalina y el peyote pueden tardar hasta dos horas en aparecer, por lo que se podría caer en el error de creer que la dosis era insuficiente, redosificarse y tomar una dosis demasiado alta. Es importante calcular la dosis de antemano y esperar un tiempo prudencial suficiente antes de decidir aumentar la dosis.
Como con cualquier psicodélico clásico, los efectos de la mescalina y el peyote dependen en gran medida del estado mental de la persona que lo toma. Algunos investigadores han llamado a los psicodélicos «amplificadores inespecíficos de la consciencia», por lo que sus efectos pueden ser muy variables de persona a persona, como en distintas ocasiones. Por ello hay que ser prudente a la hora de usar el peyote en situaciones de estrés, depresión, preocupaciones o dificultades vitales. Además, los efectos dependen también del contexto en el que estas sustancias se utilizan, así como de la compañía y el entorno físico. Por ello, resulta importante planificar adecuadamente la forma en la que se va a utilizar el peyote.
Personas con antecedentes de condiciones psiquiátricas como trastornos psicóticos, trastorno bipolar, ideas de suicidio y otros deberían abstenerse de utilizar la mescalina si no es en un contexto clínico, pues existe el riesgo de un aumento de los síntomas y de una descompensación.
Como con cualquier sustancia psicodélica, durante la experiencia con peyote pueden emerger contenidos inconscientes. Estas experiencias pueden resultar emocionalmente intensas y en ocasiones implicar sensaciones de miedo, angustia y dificultad, de la misma forma que pueden provocar experiencias de gozo y éxtasis. Por ello, suele recomendarse tener una actitud abierta y de aceptación hacia el contenido de la experiencia.
Estudios realizados en población nativa americana y miembros de las iglesias peyoteras han evaluado el rendimiento cognitivo y el estado psicológico de personas que habían consumido peyote durante años en estos contextos. Los resultados indican que no hay evidencia de déficits psicológicos ni cognitivos entre estas personas, que han usado el peyote en la Iglesia Nativa Americana durante largo tiempo. Estos resultados, si bien interesantes, no pueden ser extrapolados a otros contextos y formas de uso.
FORMAS DE USO
En la antigüedad, los pueblos que conocían el peyote lo usaban para distintos fines, entre los que destacan: tratamiento de heridas, picaduras de serpientes, contusiones, reumatismos, mareos, ansiedades, dolor de muelas, hemorragias, dolor de cabeza, tisis, fiebre, dolencias del pecho, enfermedades pulmonares en general. Además, se le atribuyen propiedades curativas en el tratamiento de diferentes condiciones mentales.
El peyote puede ser ingerido fresco, seco y pulverizado, licuado con agua o mezclado con chocolate o frutas. Tradicionalmente, depende del momento y fiesta la forma en la que se ingiere. Durante la peregrinación a Wirikuta de los huicholes, se come fresco, ya que se consume tras su recolección; se limpia la parte inferior correspondiente a la raíz, y se retira una capa delgada, rígida y rugosa, color café oscuro. Al regresar de la peregrinación, los demás miembros de la comunidad también comen peyote fresco durante la ceremonia de bienvenida.
Después de concluir la peregrinación, se seca el peyote para posteriormente molerlo hasta convertirlo en polvo. El polvo se puede comer a cucharadas o se combina con chocolate o frutas.
En las ceremonias de la Iglesia Nativa Americana, el peyote se pulveriza o los botones se introducen en agua, y se dejan infusionar, para después beber el líquido en ceremonias que duran toda la noche.
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