(Serie «Comunidades de ayahuasca durante la pandemia» | Parte 3)
Esta entrada constituye la tercera parte de una serie que explora el impacto de la pandemia en las comunidades de ayahuasca (leer Parte 1 | Parte 2). ICEERS busca apoyar a la comunidad proporcionando una perspectiva a vista de pájaro de las tendencias, movimientos y puentes entre las prácticas tradicionales y las emergentes. Tras el duro golpe que ha supuesto la pandemia, nos tomamos el tiempo de hablar con un puñado de personas involucradas o que conocen bien las comunidades en Europa, América del Norte, América Central y América del Sur.
Todas las entrevistas fueron anónimas, por lo que los detalles geográficos se han omitido para preservar la privacidad de las personas con las que hablamos. Nuestro objetivo era aprender cómo se están adaptando las comunidades de ayahuasca para informar mejor sobre nuestras actividades y ayudar a la comunidad a ampliar su perspectiva.
Obtención de ayahuasca para las ceremonias internacionales
La repentina interrupción de casi todos los viajes marítimos, aéreos y terrestres en todo el mundo debido a la pandemia ha abierto la puerta para que muchas comunidades reflexionen sobre las interdependencias dentro de un mundo globalizado, en particular en lo que respecta a las «cadenas de suministro» de ropa, alimentos y medicinas vegetales. Uno de los principales impactos para las comunidades que trabajan con plantas maestras (como la ayahuasca) fuera del Amazonas ha sido la necesidad de reconsiderar la forma en que están adquiriendo las medicinas para sus ceremonias.
Muchas personas que lideran o facilitan ceremonias tienen relaciones con personas en el Amazonas que les proporcionan ayahuasca, generalmente enviándola por correo. En los últimos meses, los envíos desde países como Brasil o Perú a Europa o Estados Unidos se han paralizado por diversas razones. A través de las entrevistas que realizamos, hemos podido saber que, incluso cuando se han hecho envíos, no todos han llegado a su destino final.
Por lo tanto, surge la pregunta: ¿cómo afecta esta interrupción de los envíos a las comunidades globales? Aunque muchas de ellas hicieron una pausa en la celebración de ceremonias durante el confinamiento y las llamadas al distanciamiento social en sus países, ahora que las cosas ya han empezado a reabrirse, resulta importante plantearse la cuestión de cuál es la medicina que tenemos a nuestra disposición.
También se plantean muchas preguntas sobre el impacto que han tenido las personas de las comunidades amazónicas que dependen de los ingresos procedentes del envío de ayahuasca a nivel internacional. Algunas comunidades han respondido ofreciendo eventos por videoconferencia a cambio de donativos —compartiendo enseñanzas y canciones— y más recientemente algunos centros están empezando a ofrecer sanación a distancia con onanyas (curanderos) shipibo u otras formas de conexión. Hemos compilado una lista de campañas de financiación colectiva en las que se puede enviar apoyo financiero a las comunidades en el Amazonas para ayudar con sus necesidades básicas.
No pudimos profundizar en el impacto producido en las personas involucradas en la cosecha y el suministro de ayahuasca, particularmente porque no parecía el momento apropiado para entrevistar a las personas del Amazonas que están luchando por su propia supervivencia.
A continuación se presentan algunas tendencias o consideraciones que hemos identificado: se trata de una reflexión y no deben considerarse representativas de todo lo que puede estar sucediendo a nivel mundial. Nuestro objetivo es compartir lo que hemos escuchado para que la comunidad pueda participar en el diálogo y el pensamiento profundo.
Interconexión con el Amazonas
Algunas personas facilitadoras expresaron que pudieron planificar su trabajo con antelación y que por tanto tienen la medicina que necesitan a corto plazo, así que esta cuestión no les preocupa actualmente. Un facilitador habló de un paquete del Amazonas que no llegó, pero luego le llegó otro tras un largo retraso. Otra persona compartió que están trabajando con las comunidades locales del Amazonas para cultivar la medicina en varias hectáreas de su propiedad y, como suelen contar con medicina para uno o dos años de ceremonias, no están preocupados en absoluto.
Sin embargo, hay otros casos en los que las personas que organizan ceremonias reconocieron que tal vez no haya suficiente medicina para continuar con las ceremonias con la misma regularidad que antes de la pandemia. Aquéllas con quienes hablamos expresaron su vacilación entre la resignación y la esperanza al enfrentarse a este futuro impredecible. Una persona con sede en Catalunya nos explicaba: «Tenemos un problema muy grande. Ahora no se puede viajar a ninguna parte, y los países de la zona [amazónica] están aislados. Tan pronto como podamos volar, iré allí, pero las cosas son muy inciertas, y países como Brasil y Perú se encuentran especialmente en una mala situación en relación con la gestión de la pandemia».
Una facilitadora de Estados Unidos, por su parte, nos decía: «Confío en las plantas y en el universo, y confío en que, cuando realmente la necesite, la medicina vendrá a mí». Y añadía: «Siento que la medicina abre el camino, así que es cuestión de escuchar. No estoy tan preocupada: las cosas se resolverán. Lo digo como una posibilidad y un potencial».
Tendencias en el uso de otras plantas psicoactivas
Dada la imprevisibilidad respecto a la forma de asegurar un suministro constante de ayahuasca a las comunidades internacionales, algunas comunidades recurren a otras plantas psicoactivas. Por ejemplo, en lugares como los Países Bajos, donde los hongos psicoactivos son legales, las personas que organizan ceremonias nos explicaron que «debido a la falta de sesiones de ayahuasca, muchos de los asistentes habituales están pasando a tomar hongos en sus espacios privados. En Holanda es muy fácil conseguirlos, son populares y se han normalizado entre la población, por lo que han estado usando esta medicina».
Otra persona situada en los Pirineos nos dijo que les quedan tres ceremonias de ayahuasca, y que después de éstas su plan es trabajar con San Pedro y Santa María, que crecen bien en esas tierras y no generan problemas con las autoridades locales.
«Esto nos ha hecho pensar en lo ideal que resultaría recuperar el conocimiento de las plantas y hongos que se usaban en Europa antes de la caza de brujas, y que todavía crecen en abundancia: belladona, mandrágora, amanita, beleño, datura… Nos gustaría encontrar a alguien que conozca este conocimiento perdido, pero no podemos encontrar a esta persona. Casi todo se ha perdido…».
En esta comunidad también hay una fuerte creencia en avanzar hacia un sistema desmercantilizado de trabajo con las plantas: «Con la llegada de los negocios, los espíritus se retiraron gradualmente y el espíritu de las plantas se está perdiendo. Es hora de trabajar con lo que tenemos a nuestro alrededor».
Abastecimiento a través de intermediarios
También hemos identificamos un subconjunto de personas organizadoras de ceremonias que no se dedican al comercio directo con habitantes de la cuenca amazónica. Una facilitadora, por ejemplo, compartió que donde ella vive, en el norte de Europa, es muy fácil comprar material vegetal de Banisteriopsis caapi y Chakruna viridis. Nos comentaba que en realidad no es tan habitual en su región que las comunidades importen el brebaje cocinado en el Amazonas, y mucho menos que vayan allí personalmente para obtenerlo. De hecho, según nos cuenta, los grupos que trabajan con ayahuasca en su comunidad suelen cocinar su propia medicina, o bien compran brebajes hechos por otras personas de la comunidad. En este caso, aunque las comunidades están compartiendo la medicina entre ellas, actualmente las que no cocinan la ayahuasca por sí mismas se enfrentan a mayores desafíos.
Un facilitador de esa área del norte de Europa reconoció que ya hace tiempo que trabaja con anahuasca elaborada con ruda siria (Peganum harmala). La anahuasca, o análogo de la ayahuasca, es un término general que se utiliza para describir cualquier combinación de compuestos distintos de Banisteriopsis caapi y Chakruna viridis que contengan IMAO y DMT, necesarios para producir efectos similares a los de la ayahuasca cuando se ingiere por vía oral.
Esta persona nos comentaba que «las comunidades de ayahuasca están más preocupadas [por el abastecimiento] que las comunidades de anahuasca. En general, la gente que trabaja en la escuela tradicional sufre más esta restricción».
Predecir un futuro impredecible
La pausa momentánea, o la desaceleración de los métodos de funcionamiento habitual para las comunidades de ayahuasca, presenta una tremenda oportunidad para reimaginar lo que significa que las medicinas vegetales viajen por el mundo, crucen las fronteras y se utilicen en lugares alejados de sus orígenes.
A través de nuestras conversaciones con personas facilitadoras de varias comunidades globales, hemos podido vislumbrar cómo la gente está empezando a reflexionar más profundamente sobre los impactos que se dan en el lugar de donde provienen estas plantas, así como sobre la sostenibilidad de sus ecosistemas culturales y biológicos. El creciente interés en las prácticas de curación con plantas, como el peyote, la iboga y la ayahuasca, está ejerciendo presión sobre su capacidad para regenerarse de manera sostenible.
El aumento de la demanda en los países occidentales está teniendo repercusiones en la accesibilidad para el uso local de las comunidades indígenas, que ven cómo la cosecha de sus plantas sagradas se produce a un ritmo mayor del que sería ideal para una regeneración saludable.
Si éste es un momento para la reinvención, ¿cuál es el camino a seguir para conseguir un abastecimiento sostenible y ético de medicinas vegetales que apoye la reciprocidad con las comunidades tradicionales? Es posible que algunas personas busquen y encuentren medicinas alternativas que resulten más fácilmente accesibles que las tradicionales, y para las que la sostenibilidad no suponga un problema. En otras personas tal vez se despierte el interés por comprender mejor su medicina, para conocer de dónde provienen las plantas que la componen, comprender quién se beneficia de su cosecha y comenzar a asegurarse de que los pueblos indígenas sean consultados y que además disfruten de los beneficios de la internacionalización.
En este sentido, tal vez esta crisis pueda motivar la necesaria reflexión sobre la sostenibilidad de nuestras prácticas, impulsando el tejido de redes de solidaridad entre diversas comunidades de ayahuasca en la cuenca del Amazonas y en todo el mundo.
Más entradas sobre el tema: Parte 1 | Parte 2
Imagen: “Psychotria viridis (folhas)”, de CostaPPPR. Fuente: Wikimedia Commons.
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