Igor Domsac | 13 de julio de 2022
Las plantas y los hongos psicoactivos están cobrando notoriedad, y empezamos a oír hablar más de anfibios cuyas secreciones cuentan también con la capacidad de alterar la consciencia. Cada vez se nombra más al sapo conocido como «bufo» en medios de comunicación y en foros online. La nomenclatura latina Bufo alvarius se utiliza a menudo para referirse a una especie de sapo que produce grandes cantidades de la sustancia psicoactiva 5-MeO-DMT dentro de unas glándulas específicas de su piel, concretamente, las parótidas. Pero este ilustre anfibio recibe muchos otros nombres, científicos o de otro tipo, sobre los que entraremos en detalle a continuación.
Quizá también resuene el nombre de kambô. ¿Acaso estos dos anfibios son igualmente psicoactivos? En respuesta a la continua confusión en el mundo de la fauna con propiedades para expandir la consciencia, este artículo ofrece un poco de claridad al profundizar en el origen de esta anfibología.1
Los múltiples apelativos del «bufo»
Vayamos directamente al grano. El sapo al que se denomina comúnmente Bufo alvarius tiene un nombre científico más preciso: Incilius alvarius. El I. alvarius es una especie de anfibio perteneciente a la familia de los bufónidos o «sapos verdaderos». Su hábitat abarca el suroeste de Estados Unidos y el noroeste de México. También se le conoce como el «sapo del río Colorado», ya que solía residir en las zonas que rodean esta célebre corriente de agua. Otro nombre común es el de «sapo del desierto de Sonora», pues se encuentra en la región desértica de Sonora.2
Hay que remontarse hasta el siglo I antes de Cristo para encontrar la primera referencia conocida del término bufo, empleada por el poeta romano Virgilio para referirse a «cierta clase de rana terrestre venenosa»3. No obstante, esta especie no fue descrita por primera vez hasta el año 1859. En concreto, fue el médico y zoólogo francés Charles Frédéric Girard quien la bautizó con el nombre de Bufo alvarius.4
Fuente: https://webapps.fhsu.edu/ksherp/bibFiles/61.pdf
Fuente: https://www.jstor.org/stable/pdf/4059486.pdf
El sapo recibió posteriormente el nombre latino de Phrynoidis alvarius, pero no fue ampliamente aceptado. El término Bufo se utilizó para denominar a esta especie desde 1859 hasta 2006, cuando Darrel R. Frost y sus colegas lo cambiaron por Cranopsis alvaria. Este vocablo latino —Cranopsis— se ha utilizado para clasificar varias ranas, moluscos y branquiópodos. Ese mismo año, los autores señalaron que este nombre científico era inexacto y propusieron Ollotis como sustituto, llamando al sapo Ollotis alvaria.4
En 2009, Frost y sus colegas decidieron que el género Ollotis debía cambiarse por Incilius, lo que nos agració con la nomenclatura correcta de Incilius alvarius que se utiliza hoy en día.4 En 2011, Mendelson et al. integraron los nombres científicos anteriores del sapo y los convirtieron en sinónimos de Incilius.5 La geografía parece definir aún más a Incilius, ya que estos sapos habitan únicamente en el suroeste de EE UU y el norte de México. Algunos han argumentado que Incilius debería considerarse un subgénero de Bufo. Por el momento, se consideran géneros diferentes.2,4 Incilius ha sido ampliamente aceptado y se utiliza comúnmente en la literatura científica, aunque la comunidad psicodélica aún no se ha puesto al día.
Aunque hay otras especies de sapos que también contienen bufotenina (como Rhinella marina, Bufo bufo o Bufo viridis), las secreciones del sapo del desierto de Sonora (I. alvarius) «son las únicas que contienen 5-MeO-DMT, o 5-metoxi-N,N-dimetiltriptamina, entre todas las especies de sapos conocidas».6 Esto se debe a que el I. alvarius tiene una enzima especial (O-metil transferasa) que convierte la bufotenina en 5-MeO-DMT, una sustancia psicoactiva muy potente. Las secreciones pueden alcanzar hasta el 5-15% del peso seco total en las glándulas parótidas, lo que supone una cantidad considerable de 5-MeO-DMT. Un sapo del desierto de Sonora puede producir hasta 75 mg de esta sustancia.6 Así, el I. alvarius produce el mayor número de compuestos psicoactivos y, por tanto, es el más codiciado por quienes buscan una experiencia psicodélica.
El I. alvarius tiene una gran importancia cultural para los pueblos yaquis de la región sur del desierto de Sonora. Aunque este grupo indígena concreto de la zona donde reside el sapo tiene un parentesco de larga duración con el animal, fumar el veneno del sapo no se convirtió en una práctica hasta la década de 1980. El interés aumentó cuando se distribuyó un folleto —Bufo alvarius: The Psychedelic Toad of the Sonoran Desert, de Albert Most— que describía el contenido de 5-MeO-DMT en las secreciones del sapo. Estos relatos han dado lugar a la práctica moderna de «fumar sapo» que se ha hecho popular dentro de la comunidad psicodélica.
Fumar veneno de sapo es un ejemplo de las prácticas actuales que no están específicamente arraigadas en los linajes indígenas tradicionales donde viven estos animales.7,9 El creciente interés por el sapo del desierto de Sonora como fuente de 5-MeO-DMT está provocando un aumento de la presión sobre las poblaciones de estos animales y una preocupación constante por su sostenibilidad.7 Los líderes indígenas han pedido específicamente que la gente no recoja ni consuma el sapo del desierto de Sonora mientras las poblaciones se enfrenten a tales amenazas. La 5-MeO-DMT sintética constituye una alternativa que no ejerce presión sobre el sapo o su entorno.
El sapo suele hibernar en madrigueras subterráneas. Reaparece en verano para reproducirse en estanques y arroyos poco profundos, lo que lo hace vulnerable a ser arrebatado de su hábitat. Según Robert Villa, presidente de la Sociedad Herpetológica de Tucson e investigador asociado del Laboratorio del Desierto de la Universidad de Arizona en Tumamoc Hill, «[l]os sapos ofrecen esas secreciones en un contexto defensivo, en un contexto de estrés y violencia. […] En última instancia, la gente se automedica a costa de otra criatura».8 Esta especie está catalogada como amenazada en algunos Estados y se cree que está extinguida en otros.
El kambô frente al Incilius alvarius
Al kambô, una rana arborícola amazónica (Phyllomedusa bicolor), también se le llama «sapo» cuando en realidad no lo es. A este anfibio también se le conoce como campu, acaté, rana mono encerada, rana maki gigante o la «vacuna de la selva». El kambô es una medicina tradicional extraída de las secreciones de la piel de la P. bicolor. Esta rana arbórea nocturna habita en las cuencas del Amazonas y el Orinoco de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.9
El recientemente fallecido periodista Peter Gorman, autor del libro Sapo In My Soul: The Matsés Frog Medicine, recibió el kambô en 1986 de los matsés, que lo llamaban «medicina del calvario». Gorman fue la primera persona que envió muestras a Estados Unidos para su análisis químico. Su libro cuenta la historia del descubrimiento del kambô por parte del mundo occidental y pretende constituir una guía para trabajar con esta medicina.
El kambô y el sapo del desierto de Sonora no constituyen especies estrechamente relacionadas, ni sus secreciones presentan las mismas propiedades. Para agravar la confusión, un nombre común para el sapo del desierto de Sonora en América Latina es también «sapo». Las experiencias producidas por las secreciones de la piel de cada uno de estos animales producen resultados muy diferentes.
Aunque históricamente se ha clasificado como un psicodélico, el kambô no produce ningún efecto alucinógeno o psicoactivo. Más de 15 grupos indígenas de la cuenca del Amazonas han trabajado con la rana durante generaciones para conseguir una profunda limpieza del cuerpo y del alma.11,12 En comparación, las secreciones parótidas del sapo del desierto de Sonora contienen 5-MeO-DMT y bufotenina, que inducen inmediatamente fuertes experiencias psicodélicas cuando se fuman.9 Desde que se hizo más popular entre las comunidades psicodélicas, la demanda de I. alvarius ha provocado una importante presión sobre sus poblaciones. Los problemas de conservación han creado diálogos para fomentar el uso de la 5-MeO-DMT sintética en su lugar.5
Las vías de administración del kambô y del I. alvarius son muy diferentes. Las secreciones del sapo del desierto de Sonora se fuman o se inhalan, mientras que la medicina del kambô se aplica haciendo pequeñas quemaduras en la piel con un palo. A continuación, el kambô se coloca sobre la herida y sus efectos duran entre cinco y veinte minutos.10 La experiencia con el I. alvarius también tiene una duración breve, de apenas entre 10 y 20 minutos. Sin embargo, «[d]ado que las vías de administración son diferentes, los usuarios no suelen confundir las dos sustancias, aunque en los círculos psicodélicos occidentales se han propuesto recientemente ceremonias que combinan las secreciones de kambô y Bufo alvarius [sic]».13
Aunque el kambô no se enfrenta actualmente a las mismas presiones de sostenibilidad que el sapo del desierto de Sonora, el rápido aumento del interés ha generado la preocupación de quienes defienden el futuro de la rana arbórea. Los activistas medioambientales han pedido que se investigue el impacto que la sobreexplotación y la seguridad del hábitat tendrían en la futura población del animal y en las poblaciones indígenas que tradicionalmente han trabajado con el kambô. Algunas personas también expresan su preocupación por el bienestar del animal, especialmente ahora que su medicina se está volviendo más popular. A medida que aumenta el interés por el kambô, quienes se inclinan por su medicina deben ser conscientes de las cuestiones de abastecimiento y del impacto que sus decisiones pueden ejercer en la rana arborícola, su hábitat y las comunidades indígenas.14
¿Qué dice la investigación?
Es importante señalar que hay poca información sobre la seguridad o la eficacia de las prácticas con el sapo del desierto de Sonora o el kambô. En cuanto a la 5-MeO-DMT, no hay mucho publicado en la literatura científica. La información actualmente disponible proviene de investigaciones observacionales, no de estudios controlados. No obstante, estos estudios observacionales han demostrado que la 5-MeO-DMT produjo reducciones significativas de los síntomas de ansiedad y depresión en aproximadamente el 80% de los participantes.15
Además, un par de estudios observacionales analizaron a veteranos de Estados Unidos que completaron un tratamiento con 5-MeO-DMT unas 48 horas después de la administración de ibogaína. Los investigadores encontraron reducciones significativas en los síntomas de ansiedad, depresión, estrés postraumático, consumo de alcohol, ideación suicida y deterioro cognitivo asociado a la lesión cerebral traumática.15 Una sola inhalación de vapor de la secreción seca de I. alvarius en un entorno naturalista se relacionó con una mejora sostenida de la satisfacción con la vida, una mayor capacidad de atención plena y una disminución de los síntomas psicopatológicos.16
En cuanto al kambô, un estudio publicado en 2018 mostró que «[l]a administración de kambô provoca un complejo de síntomas que se asemeja a un shock anafiláctico transitorio». Sin embargo, parece que esto no es causado por la reacción exagerada del sistema inmunológico a un alérgeno. Parece que se trata del efecto farmacológico de neuropéptidos bioactivos que probablemente actúan en sinergia entre sí. A partir de estos resultados, los autores ofrecían algunas recomendaciones para que los rituales de kambô cuenten con la mayor seguridad posible. En primer lugar, es importante empezar con una pequeña dosis para ver cómo responde el participante. Además, la eficacia del kambô depende de muchos factores, por lo que la respuesta a la dosis puede variar mucho. Los autores señalaban que las dosis altas pueden crear reacciones adversas graves que pueden requerir hospitalización.17
Otro estudio reporta que los efectos psicológicos agudos del kambô son muy diferentes de los psicodélicos clásicos que actúan sobre los receptores serotoninérgicos. Los investigadores descubrieron que las experiencias con este medicamento pueden dar lugar a un aumento de la energía, la resistencia y la claridad mental una vez que desaparecen las sensaciones iniciales de enfermedad y agotamiento. Estos resultados apoyan lo que los informes anecdóticos han descrito en la experiencia con kambô. Además, «los efectos persistentes se describieron predominantemente como positivos y agradables, revelando altas puntuaciones en las medidas de importancia personal y espiritual». Los autores concluyeron que, aunque la experiencia con kambô resulta única, los efectos transformadores de trabajar con ella pueden ser comparables a los de los psicodélicos serotoninérgicos clásicos.18
Hacia un futuro sostenible para los anfibios psicoactivos
Uno de los mayores beneficios para quienes trabajan con la medicina anfibia, botánica o fúngica es cuando su crecimiento personal influye positivamente en la comunidad. Tanto el kambô como el sapo del desierto de Sonora constituyen una parte integral de las comunidades tradicionales que los honran. Por lo tanto, es esencial que nuestras búsquedas de exploración de la consciencia no diezmen su existencia. Si bien se necesita más investigación, estos temas deben ser investigados con un elevado nivel de respeto hacia estos animales y sus bioculturas.
Cuando se habla de sapos con propiedades medicinales o psicoactivas, es mejor hacer una distinción entre las especies para evitar malentendidos y garantizar prácticas éticas y seguras. Dado que las experiencias con kambô e I. alvarius están siendo buscadas con mayor frecuencia, es crucial que la comunidad psicodélica sea consciente del impacto que estas decisiones ejercen sobre los animales y su entorno.
Timothy Harvey, director de Alvarius Research, trabaja para proporcionar recursos científicos que permitan la conservación del Incilius alvarius. Dice que no hay investigaciones centradas en la diversidad genética y la estructura del sapo del desierto de Sonora.
«Podemos esperar que haya un potencial de declive, pero la investigación no se ha llevado a cabo», comenta. «Para establecer las prioridades de conservación es necesario saber dónde están los focos de diversidad más amenazados». Informa de que su equipo está «dispuesto a producir y publicar una secuenciación del genoma, poniéndolo a disposición de todos los investigadores para que trabajen con él, así como a analizar muestras genéticas recogidas en toda el área de distribución de la especie».
También se están dando pasos para proporcionar una medicina alternativa al sapo de espectro completo a través de un cultivo celular, en lugar de obtenerla del propio sapo. Se afirma que este método es la única forma de reproducir en el laboratorio una composición comparable a la del animal. Una empresa ha informado de que ha reproducido con éxito las glándulas parótidas de los sapos y la primera 5-MeO-DMT basada en células que se conoce en el mundo. Este proceso recrea las estructuras celulares básicas que llevan a cabo los procesos fisiológicos del organismo.19
La Iniciativa para la Conservación del Sapo Sagrado es una nueva organización formada desde la preocupación por el futuro del sapo del desierto de Sonora y del kambô. Sus promotores afirman que «ambas especies se enfrentan a un futuro muy incierto, debido a la recolección excesiva, la pérdida de hábitat, el uso de insecticidas y el impacto de la enfermedad fúngica Batrachochytrium dendrobatidis. Tanto el sapo del río Colorado como la rana mono cerúlea se enfrentan a diversas presiones, como el creciente interés de los psiconautas por experimentar los efectos del uso de los productos, extraídos de forma insostenible por los que tienen ánimo de lucro».
La organización informa de que esto incluye la recolección al por mayor de I. alvarius, incluso en zonas protegidas como México. También hay niveles insostenibles de recolección en Arizona. En el caso de la P. bicolor, cada vez se recogen más ejemplares y se ofrecen en un entorno ceremonial.20
El aumento de la caza furtiva de sapos y el transporte ilegal a través de las fronteras estatales también se está produciendo en la frontera entre Estados Unidos y México.21 Joe Franke, un biólogo conservacionista y herpetocultor que es el fundador de la iniciativa, advierte: «Dado que hay pruebas anecdóticas de que los cárteles de la droga mexicanos se están involucrando en el comercio internacional de sapo, la gente no debería comprárselo a nadie».
Franke también informa de que «a menos que haya una intervención seria, que incluya la cría en cautividad y una amplia disponibilidad de 5-MeO-DMT sintetizada, esta especie podría encontrarse en grave peligro, sobre todo porque la vigilancia es muy escasa a ambos lados de la frontera».
Los anfibios son uno de los invertebrados más amenazados del planeta. Según Amphibiaweb, «sólo en las dos últimas décadas se ha producido un número alarmante de extinciones, se cree que casi 168 especies se han extinguido y más del 43% tienen poblaciones que están disminuyendo».19 La comunidad internacional puede aprovechar esta oportunidad para mantenerse bien informada sobre su impacto en la medicina animal, su hábitat y las personas que comparten el territorio con ellos. Esto nos permitirá establecer una relación simbiótica duradera con nuestro medio ambiente que pueda ser disfrutada por las generaciones venideras.
Como decía William Shakespeare, «dulce es el fruto de la adversidad que, como el sapo feo y venenoso, lleva en su cabeza una joya preciosa».
Gracias a Anny Ortiz, Jim Rorabaugh, Timothy Harvey and Joe Franke por sus aportaciones y comentarios a este artículo.
Referencias
1. Según el Diccionario de la Real Academia Española, «[s]entido equívoco que presenta una palabra o una expresión en un determinado contexto». Y, en retórica, «[e]mpleo voluntario de voces o cláusulas con doble sentido».
2. Frost, Darrel R. (2017). «Incilius Cope, 1863». Amphibian Species of the World: an Online Reference. Version 6.0. American Museum of Natural History. Disponible en: https://amphibiansoftheworld.amnh.org/Amphibia/Anura/Bufonidae/Incilius/Incilius-alvarius [consultado el 5 de julio de 2022].
3. «Etimología de bufónido». Etimologias.dechile.net. Disponible en: http://etimologias.dechile.net/?bufo.nido
4. Pauly, Greg B.; Hillis, David M.; Cannatella, David C. (2009). Taxonomic freedom and the role of official lists of species names. Herpetologica. 65 (2): 115–128.
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22. Oshiro, Julianne. (2021) Why Save Amphibians? Amphibiaweb. Consultado el 11 de julio de 2022.
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