En la última década, los organismos para la salud pública y el control de sustancias han luchado por dar respuesta al incremento de nuevas sustancias psicoactivas en los mercados ilegales de drogas, tales como los research chemicals, los spice (cannabinoides sintéticos), o las legal highs, drogas legales. Muchas de estas sustancias, debido a la escasez de conocimiento científico sobre sus efectos y la falta de historia sobre su uso humano, presentan riesgos para la salud y la seguridad de quienes las compran y utilizan. La respuesta por parte de los legisladores y autoridades sanitarias ha sido la de crear una nueva categoría dentro de las políticas prohibicionistas: la de «nuevas sustancias psicoactivas» (NSPs).
¿Nuevas sustancias psicoactivas?
En este intento de proteger a la ciudadanía expandiendo la criminalización a estas nuevas drogas, plantas, hongos y animales psicoactivos ancestrales —algunos con usos culturales que se remontan a hace 9.000 años, pero que sólo recientemente han comenzado a ser conocidos fuera de sus contextos tradicionales— se han visto envueltos en la red de esta nueva categoría de control de sustancias. Es como intentar encajar una estaca cuadrada en un agujero redondo —simplemente no encaja— y las consecuencias pueden resultar significativas.
La evidencia existente acerca de los efectos y daños potenciales de los research chemicals —tales como la 4-metilmetcatinona, el 3-(p-fluorobenzoiloxi)-tropano, el U-49900, o el JWH-073— resulta extremadamente limitada, mientras que los sistemas de conocimiento indígena acerca de las plantas psicoactivas —como el peyote, la iboga o la ayahuasca— tienen cientos, si no miles, de años de antigüedad. Y la ciencia más reciente está construyéndose basándose en este saber tradicional, llegando a conclusiones sobre los efectos, perfiles de seguridad y potencial de estas sustancias para mejorar la salud de individuos y comunidades.
Las sustancias nuevas y ancestrales tienen propiedades psicoactivas de diferente tipo, y ambos grupos se ven perjudicados por el estigma. Sin embargo, aquí es donde terminan sus similitudes. Por tanto, el problema preocupante es que los nuevos regímenes de control de drogas, al usar esta categorización global, distorsionan la comprensión de las prácticas que rodean a estas antiguas sustancias, interfiriendo con el desarrollo de una respuesta sensible y eficiente en materias de salud pública y políticas públicas.
A fin de abordar este complejo asunto, ICEERS ha creado la iniciativa PsychePlants: una plataforma virtual de salud que aporta información basada en evidencia para quienes estén interesados en estas plantas, así como para profesionales de la salud. Los objetivos de este proyecto son incrementar la sensibilización sobre las sustancias psicoactivas ancestrales para promover el uso informado, reducir riesgos y daños, mejorar la capacidad de los profesionales de la salud para ofrecer apoyo a quienes se involucran en prácticas con estas plantas, y servir a las políticas públicas.
ICEERS en el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías
La semana pasada, impartimos nuestra primera formación para profesionales de la salud, ofreciendo un taller de cuatro horas en el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) en Lisboa. El OEDT es una organización financiada por la Unión Europea y responsable de supervisar las tendencias en el uso de drogas, y, por tanto, se trata de una institución a la que es importante informar acerca de la realidad de las prácticas con plantas psicoactivas ancestrales en un contexto globalizado.
Benjamin De Loenen, director ejecutivo de ICEERS, el doctor José Carlos Bouso, director científico, y Marc Aixalà, director de Servicios de Apoyo e Integración, compartieron los puntos de vista y el conocimiento que hemos generado durante los últimos nueve años a través de nuestra investigación científica y nuestro servicio de apoyo psicológico, de apoyo legal, y un trabajo de compromiso con la comunidad.
El planteamiento basado en la evidencia del OEDT resulta tremendamente valioso y estimulante, en particular dentro de un contexto internacional en el que los organismos de control de drogas toman las decisiones influenciados con frecuencia por prejuicios y moralidad, subestimando la evidencia y el conocimiento tradicional indígena.
Esta formación se encontrará disponible online próximamente para profesionales de la salud en Europa y el extranjero.
Nos gustaría mostrar nuestro reconocimiento a la Comisión de la Unión Europea por su apoyo a esta iniciativa, y a nuestros colegas del consorcio de proyectos europeos: el Transnational Institute, Forum Droghe y Diogenis.
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