Carlos Suárez Álvarez y ICEERS | 13 Octubre 2023
Colombia, donde la medicina amazónica se conoce como yagé, tiene la mayor prevalencia de consumo de ayahuasca de todos los países con encuestas oficiales que proporcionan estadísticas específicas. Esta mayor popularidad se atribuye a las prácticas ayahuasqueras dentro de las comunidades indígenas y al apoyo que han recibido en el ámbito institucional. En Colombia no existe una legislación específica que permita o prohíba el yagé, pero el brebaje cuenta con un reconocimiento cultural especial.
Otros países amazónicos, como Perú y Ecuador, han establecido una pequeña pero próspera industria turística de la ayahuasca. Los complejos problemas de seguridad pública en Colombia han dado lugar al fenómeno de los taitas (chamanes) itinerantes en las regiones tradicionales de la ayahuasca desde la década de 1970. Estos taitas recorren las principales ciudades del país para ofrecer ceremonias curativas.
El país con mayor prevalencia de ayahuasqueros del mundo
En Colombia, la prevalencia de personas que toman ayahuasca asciende al 0,8% de la población general, según reportó la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSPA) en 2019. Esta cifra se traduce en que ocho de cada mil personas han experimentado con el yagé en algún momento de su vida, lo que significa que aproximadamente 300.000 colombianos lo han probado. Cabe destacar que esta tasa de consumo del 0,8% es la más alta observada en cualquier país del mundo. Para contextualizar, las encuestas oficiales en Brasil indican una tasa del 0,37% de la población que ha probado la ayahuasca en algún momento de su vida, mientras que en España se sitúa en el 0,2%, según datos oficiales. En la República Checa, la tasa es de al menos el 0,5%. Consulte el informe completo para un análisis más profundo de estas estadísticas.
Además, los datos de la ENCSPA revelaron que en 2019 el 0,15% de los colombianos (cerca de 60.000 individuos) consumieron yagé. Cabe destacar que en el departamento colombiano de Putumayo, esta cifra resulta aún más llamativa, ya que cerca del 20% de la población lo ha probado al menos una vez. En las zonas amazónicas, esta tasa se sitúa en el 3%, una cifra significativamente superior a la media nacional. La elevada prevalencia en Putumayo puede atribuirse al hecho de que muchas comunidades indígenas de este departamento no incorporan tradicionalmente el yagé a sus prácticas médicas o rituales.
Perfil socioeconómico
En general, existe una distribución por sexos relativamente equilibrada entre los participantes en ceremonias de ayahuasca. Aproximadamente el 0,9% de la población masculina y el 0,6% de la femenina de Colombia han experimentado con el yagé. En cambio, cuando se trata de otras sustancias, el 12,3% de los hombres y el 4,6% de las mujeres en Colombia han experimentado con el cannabis, mientras que el 3,4% de los hombres y el 0,9% de las mujeres han consumido cocaína. Según los datos de la ENCSPA, la edad media a la que los individuos de todos los sexos prueban por primera vez el yagé es de 27 años. Esta edad es notablemente superior a la del inicio de la experimentación con cannabis (18 años), cocaína (19 años) o éxtasis (20 años).
La Global Survey of Ayahuasca Drinking (GSAD), una encuesta internacional dirigida por la Universidad de Melbourne, también proporcionó información específica sobre la demografía de las personas que consumen yagé en Colombia. Es importante señalar que abordamos esta información con cautela porque la muestra de la encuesta no es totalmente representativa de la población general. Esta limitación se debe a la forma en que se distribuyó la encuesta, ya que se dirigió principalmente a personas que vivían en entornos urbanos y estaban más acostumbradas a Internet y las redes sociales. Fue más difícil llegar a las poblaciones rurales, donde el yagé tiene su origen y se califica de práctica «tradicional». No obstante, las estadísticas indicaron que alrededor del 70% de los encuestados en Colombia tenían un título universitario, y más del 60% ocupaban cargos directivos o trabajaban en profesiones liberales.
Muertes atribuidas al yagé
Como se detalla en nuestro exhaustivo informe, Colombia ocupa el tercer lugar entre los países con muertes atribuidas a la ayahuasca en los medios de comunicación. Colombia ha reportado siete casos, detrás de Perú con 17 casos y Brasil con nueve. Estas muertes abarcan el período comprendido entre 2008 y 2021. Sin embargo, resulta crucial resaltar que, hasta la fecha, ningún examen forense o análisis toxicológico ha determinado de manera concluyente que la ayahuasca haya causado la muerte por intoxicación aguda. En el siguiente análisis, exploraremos si la ayahuasca desempeñó algún papel, incluso indirecto, en estas muertes.
Entre los casos, el más ampliamente discutido y documentado es el del joven turista británico Henry Miller. En 2015, a la edad de 19 años, falleció trágicamente en la reserva Kamentsá Biyá, cerca de Mocoa, tras consumir yagé bajo la guía del chamán Guillermo Mavisoy. Además, Miller habría ingerido una infusión de borrachero (Brugmansia sp.), que contiene el compuesto tóxico escopolamina, en un intento de inducir visiones que se le habían escapado la noche anterior. La información forense divulgada por los medios de comunicación atribuyó su muerte a una intoxicación por escopolamina.
En los casos de una mujer anónima (en Bogotá, 2008) y Jhon Willian Rangel Cano (en Buenaventura, 2014), ambas personas tenían problemas de salud preexistentes. Experimentaron convulsiones después de tomar yagé y posteriormente fallecieron. José Alberto Renoga y Aldemar Mendoza murieron la misma noche en 2011 tras participar en una ceremonia de ayahuasca con otras 150 personas en una localidad rural de la región de Santander. Desafortunadamente, la información disponible sobre las muertes de Juan Fredy Ruiz (2010, en Bogotá) y Armando Hurtado (2021, en Pasto) es limitada.
A excepción del caso de Henry Miller, en el que la autopsia atribuyó la muerte a una intoxicación por escopolamina, ninguna de las demás muertes ha sido explicada definitivamente por los exámenes forenses. Los estudios científicos existentes sugieren que el yagé es generalmente seguro cuando lo consumen personas sanas. Se han identificado factores de riesgo como los problemas cardiovasculares y la interacción con ciertas drogas. Sin embargo, se desconoce si estos factores influyeron en alguna de estas seis muertes o si el yagé de estas ceremonias contenía ingredientes adicionales a la receta tradicional de Banisteriopsis caapi y Psychotria viridis o Diplopterys cabrerana. Es posible que los organizadores de las ceremonias no recibieran la formación adecuada para trabajar con estas medicinas o que no respetaran las normas mínimas de seguridad durante la admisión y el cuidado de los participantes.
Los taitas colombianos llevan varias décadas celebrando ceremonias en las principales ciudades. Estas reuniones han atraído a cientos de miles de participantes de diversos orígenes sociales. En un giro paradójico, el gobierno colombiano nunca ha prohibido el yagé a pesar de ser uno de los países más activos en la «guerra contra las drogas». Por el contrario, ha prestado un considerable apoyo institucional a la importancia cultural de la ayahuasca y a su papel en las prácticas tradicionales. La decisión del Tribunal Supremo holandés de prohibir la ayahuasca en 2019, citándola como «amenaza para la salud pública», parece infundada, ya que no ha sido corroborada por la investigación científica ni por las experiencias de países tradicionalmente ayahuasqueros como Colombia.
Lea más sobre los resultados en el resumen ejecutivo de «Ayahuasca, consumo global y muertes reportadas en los medios». Puede solicitar el informe completo de 196 páginas aquí.
Lecturas complementarias
Cuatro millones de personas han tomado ayahuasca en el mundo
El turismo de la ayahuasca: quién, cómo y dónde
Estado de salud de participantes en ceremonias de ayahuasca en Holanda
Foto de Wikimedia Commons.
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Informe Ayadeath
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