Hoy día 22 de octubre se celebra el día mundial de la medicina tradicional. Desde ICEERS queremos conmemorar este día con una visión panorámica de estas prácticas y algunas reflexiones sobre lo que de ellas podemos aprender en cuanto al uso de plantas psicoactivas.
La medicina tradicional en nuestros días
La medicina tradicional consiste en un complejo y heterogéneo cuerpo de saberes, transmitido de generación en generación, generalmente a lo largo de siglos o incluso milenios. Estos saberes se basan en el uso de productos naturales y en la progresiva acumulación de conocimientos empíricos sobre sus efectos, formas de preparación y administración y sus potenciales indicaciones.
El estado actual de la medicina tradicional difiere enormemente entre distintos países. Mientras que la Medicina Tradicional China se ha erigido como un sistema de salud indispensable, representando un tercio del gasto farmacéutico total de China, la medicina tradicional aborigen de Australia se encuentra ampliamente amenazada debido a la prevalencia de la medicina convencional. Pese a la tendencia a considerar que las prácticas propias de la medicina tradicional no están suficientemente basadas en evidencia, lo cierto es que no es así: las mismas se han elaborado en base a profusos experimentos empíricos que se han realizado a lo largo de mucho tiempo, con lo que generalmente se conocen en detalle las propiedades, contraindicaciones y dosis de los productos utilizados. Prueba de ello es que gran parte de los fármacos que utilizamos hoy en día provienen de estos antiguos sistemas de conocimiento. El uso de la artemisa para el tratamiento de la malaria es un buen ejemplo. De hecho, 1.700 años atrás ya se empleaba en China con este fin y, además, recientemente se demostró que el uso de toda la planta resulta más eficaz que el uso de la artemisinina, su compuesto activo aislado. Es especialmente remarcable la estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la misma, se reconoce el importante papel de estas prácticas en la promoción de la salud de la población, y se alienta a los estados miembros a considerar la medicina tradicional como una parte importante de los sistemas públicos de salud. La idea principal de esta estrategia, que incluye una serie de medidas prioritarias a implementar hasta el año 2023, es integrar las prácticas de medicina tradicional en los sistemas de salud para mejorar la experiencia del paciente y la salud de la población en su conjunto.
Uso tradicional de plantas psicoactivas
Una parte importante de los productos utilizados en diferentes sistemas de medicina tradicional alrededor del mundo la constituyen los productos con efectos psicoactivos, ya sean plantas (cannabis, Salvia divinorum, ayahuasca), hongos (Amanita muscaria, distintas especies del género Psilocybe) o cactus (peyote, San Pedro), entre otros. El uso de estos productos está justificado por la concepción de enfermedad por parte de distintas sociedades tradicionales. Éstas, más allá de aspectos físicos o psicológicos, tienden a incluir entre los motivos de la enfermedad muchos otros factores, como por ejemplo espirituales, mágicos o mitológicos. Estas conexiones con reinos que trascienden lo físico requieren el uso de herramientas que permitan viajar a dichos lugares, de modo que los psicoactivos, debido a sus potentes efectos sobre la percepción, han jugado este importante papel en culturas y lugares muy dispares.
Más allá de estas concepciones ligadas a una perspectiva holística o integradora de la realidad, hay un elemento común en la mayoría de usos tradicionales de plantas psicoactivas: su aspecto comunitario. Generalmente, estos productos se utilizan en un contexto ceremonial, en el que participa gran parte de la comunidad. En estas ceremonias se realizan danzas y cantos grupales, tienen lugar importantes catarsis, pero más importante todavía es el fortalecimiento del sentimiento de pertenencia y el reforzamiento de vínculos sociales. Además, antes y después de la ceremonia se comparten distintas tareas de preparación o ágapes en los que se dispone una cantidad generosa de alimentos. Un aspecto remarcable de muchas de estas ceremonias es su marcado sentido cultural. En las mismas se promueve la defensa y perpetuación del legado cultural propio, proporcionando un sólido cuerpo de valores morales, tradiciones y maneras de ver el mundo específicas. De esta manera, el uso de plantas psicoactivas se extiende mucho más allá del «producto» o la ceremonia donde se consume, sino que se encuentra en el epicentro de un proceso complejo y sostenido en el tiempo que se extiende desde lo personal hasta lo social, desde lo moral hasta lo espiritual y desde lo comunitario a lo cultural. De esta manera es cómo, finalmente, se obtienen unos claros beneficios tanto para el individuo como para la comunidad a la que pertenece.
El uso de plantas psicoactivas se extiende mucho más allá del «producto» o la ceremonia donde se consume, sino que se encuentra en el epicentro de un proceso complejo y sostenido en el tiempo que se extiende desde lo personal hasta lo social, desde lo moral hasta lo espiritual y desde lo comunitario a lo cultural.
En este sentido, puede verse claramente la diferencia entre este enfoque complejo y holístico y los enfoques que se utilizan en la medicina convencional, en la que se desarrolla una perspectiva individualista de la salud, desatendiendo muchas veces otros aspectos, como por ejemplo el comunitario. Desde ICEERS consideramos que tenemos mucho que aprender de la medicina tradicional y de las comunidades que la practican. Concretamente, el reciente interés en el uso de sustancias psicoactivas como coadyuvantes en procesos psicoterapéuticos se ha traducido en tratamientos adaptados a los paradigmas hegemónicos en medicina. Por ejemplo, se realizan tratamientos de condiciones o malestares muy complejos, generalmente con raíces sociales y culturales, desde una perspectiva individualista, en consultas aisladas. La inclusión de prácticas más relacionadas con el uso tradicional que se lleva a cabo con estas plantas representa un gran reto, pero sin duda iría en la línea de lo que pedía precisamente el relator especial del derecho al disfrute del máximo nivel de salud mental y física de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) unos meses atrás, en un informe en el cual pedía la sustitución del modelo biomédico en salud por un modelo basado en derechos humanos, capaz de atender los complejos determinantes sociales de la salud.
La medicina tradicional en peligro
A pesar de que la mayoría de las farmacopeas reconocen los medicamentos basados en plantas, muchas medicinas tradicionales se están viendo amenazadas en muchos países, entre ellos España. Recientemente, los Ministerios de Sanidad y de Ciencia han elaborado una lista de lo que consideran pseudoterapias, en la que se encuentran “en estudio” numerosas medicinas tradicionales como la medicina ayurvédica o la medicina tradicional china (ambas reconocidas como medicinas tradicionales por la OMS). La concepción de la medicina tradicional como pseudoterapia responde a una concepción estrecha y miope del concepto de evidencia. La evidencia científica no es patrimonio de la biomedicina, luego los ensayos clínicos controlados no necesariamente son el patrón de oro para su evaluación. La mayoría de las medicinas tradicionales no se pueden evaluar realizando ensayos clínicos controlados, sino que deben abordarse desde perspectivas no solo multidisciplinares, sino también de intercambio intercultural de saberes y conocimiento.
Una amenaza especial la sufren las medicinas tradicionales en las que se utilizan plantas psicoactivas, como son las medicinas tradicionales amazónicas en las que se utiliza ayahuasca o las medicinas tradicionales en las que se utilizan otras plantas con propiedades psicoactivas como el peyote, el San Pedro, la iboga o los hongos psilocibios. Muchas de estas plantas contienen principios activos fiscalizados internacionalmente, por lo que estas prácticas están legalmente amenazadas, sobre todo cuando se ejercen fuera de los territorios tradicionales, vulnerando el artículo 24 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre derecho de los pueblos indígenas en el que se reconoce el derecho de estos pueblos a sus propias medicinas tradicionales. Desde nuestro programa de ADF (Ayahuasca Defense Fund) cada año atendemos a decenas de casos de persecución a representantes indígenas por viajar con sus medicinas tradicionales. Hoy, día internacional de la medicina tradicional, desde ICEERS pedimos que se inicie un proceso de reconocimiento de las medicinas tradicionales en las que se utilizan plantas psicoactivas y se cese su persecución.
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