Vera Fróes es una historiadora y etnobotánica brasileña, autora del libro Santo Daime: Cultura amazónica. En su charla en AYA2019, Fróes respondió a la pregunta: ¿qué nos dicen las plantas? Exploró la relación que los sanadores y los chamanes tienen con el mundo natural y compartió los mensajes clave que a ella le han entregado las plantas.
Los chamanes, curanderos y herbeiros entablan un diálogo con el mundo vegetal, intercambiando energía y sentimientos. Además, aprenden de las plantas cómo usar y combinar sus propiedades. Hay un intercambio de comunicación entre diferentes reinos. Para Fróes, el chamanismo constituye un arte antiguo que los pueblos indígenas comprenden bien.
La naturaleza forma parte de su familia. Los chamanes se ponen en contacto con la esencia original y las dimensiones biomoleculares para hacer un diagnóstico y aprender a curar una enfermedad, uniéndose tanto al mundo físico como al espiritual.
Según Fróes, hay un maravilloso enigma asociado con la ayahuasca, uno que describen muchos botánicos, como Richard Evans Schultes. ¿Cómo, partiendo de las miles de especies de la selva tropical, los pueblos indígenas de América del Sur descubrieron que la combinación de esta vid concreta con una hoja concreta daría como resultado la ayahuasca? Este tipo de intuición y sensibilidad, junto con el conocimiento cultural, constituyen los dones expresados en el código genético de cada chamán. Se pueden comunicar con las plantas.
¿Qué nos dicen las plantas?
Dentro de las comunidades indígenas, la comunicación entre lo visible y lo invisible se lleva a cabo a través de mitos, cánticos y canciones. En las historias de creación encontramos a la Madre Tierra, Pachamama, el poder femenino, así como seres maravillosos, a menudo representados por una serpiente. Según Fróes, «la palabra ayahuasca significa la serpiente que busca la luz».
En la mitología amazónica, los seres encantados se convierten en animales, personas y plantas, y viven en un paraíso submarino. La serpiente también vive allí, en el agua primitiva. En la Amazonia, la Boa Blanca es la guardiana del conocimiento, que porta el poder para sanar y obtener conocimiento.
Tanto la serpiente como el ADN representan una escalera y aparecen como símbolos importantes en todas las civilizaciones, uniendo cielo y tierra. Los dioses usan la escalera para bajar a la tierra y los hombres la usan para subir a los cielos. Hay un portal que une el cielo y la tierra, el espíritu y el corazón, brindando acceso a niveles superiores de conciencia.
Los alquimistas y científicos, desde Paracelso hasta Narby, con sus mentes racionales, saben que todos somos uno. Se necesitaron cuatro siglos de investigación para demostrar lo que los pueblos indígenas ya sabían. Por ejemplo, Watson y Crick descubrieron la estructura del ADN, que es la serpiente en espiral. Todo lo que hay dentro del microcosmos también se encuentra en el macrocosmos.
Todos los seres en el planeta provienen del mismo ADN, la misma fuente creativa, y si estamos desconectados de él, las plantas nos envían mensajes codificados que nos permiten reconectarnos con nosotros mismos y con la Madre Tierra.
Los principales mensajes de las plantas
Con los años, Fróes ha recibido cuatro mensajes clave de las plantas: observación precisa, interdependencia, impermanencia y diversidad. La observación precisa y concentrada es crítica para estar presente, en el aquí y ahora. El planeta es una red enorme en la que todos los seres están interconectados, incluso si no son conscientes de ello. La impermanencia revela que todo está en constante transformación. Y, por último, la diversidad nos muestra que la diferencia es esencial: la biodiversidad se mantiene a través de la coevolución.
Por lo tanto, las plantas nos traen un mensaje importante, según Fróes, y tienen dones que nos ayudarán a construir una red de cooperación que permita una vida sostenible en el planeta Tierra.
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