Residente en Halsteren, Holanda, Margot ha estado trabajando como contable durante más de diez años, de los cuales estuvo dos años en Kenia capacitando al personal local, entre otras actividades. En 2002 su hija contrajo un cáncer, que desencadenó un período muy difícil, hasta que murió en 2006. Después de un largo y devastador proceso de duelo, Margot se puso en contacto con la ayahuasca, lo que le proporcionó una profunda integración de la muerte de su hija, dando muchas respuestas a las preguntas sin respuesta sobre la vida y la muerte. En la actualidad, Margot ha continuado con sus actividades de contabilidad para varias empresas, pero además inició una fundación para ayudar a niños enfermos graves o incurables a expresar sus sentimientos y emociones. El importante papel que ha jugado la ayahuasca en su vida la convierte en una dedicada tesorera para ICEERS.