ICEERS está colaborando con investigadores de la Universidad de São Paulo en Ribeirão Preto, Brasil, para llevar a cabo un ensayo clínico que estudie la tolerabilidad y eficacia de la ibogaína en el tratamiento del alcoholismo.
A partir de principios de 2018, este estudio será el primero de una serie de ensayos clínicos del equipo que tiene como objetivo estudiar la eficacia de la ibogaína en el tratamiento de diferentes tipos de adicciones. El estudio está dirigido por el investigador principal, el doctor Rafael Guimarães dos Santos, junto con el investigador principal y cosupervisor del estudio, el doctor Jaime Hallak, con la colaboración del doctor José Carlos Bouso, de ICEERS.
Aproximadamente el 5% de la población adulta del mundo tiene algún trastorno relacionado con el alcohol, el cual se asocia con el 3% de todas las muertes en el mundo. Los medicamentos disponibles actualmente tienen cierta eficacia para el tratamiento, pero los efectos adversos y la duración relativamente larga del tratamiento son factores que pueden reducir la motivación de los pacientes para seguir tomando la medicación correctamente. Por lo tanto, es necesario realizar investigaciones con nuevos medicamentos para el tratamiento del alcoholismo.
La ibogaína constituye un alcaloide presente en el arbusto Tabernanthe iboga (iboga), una planta de África Central que se utiliza tradicionalmente en países como Gabón y Camerún. En el presente estudio se utilizará ibogaína semisintetizada de Voacanga africana.
Los estudios en animales y las series de casos sugieren que una o unas pocas dosis de ibogaína reducen significativamente los síntomas de abstinencia y la intensidad del uso de diversas drogas, incluidos los opiáceos, los psicoestimulantes y el alcohol. Sin embargo, no hay estudios clínicos controlados que hayan explorado estos efectos, ya que todos los estudios publicados hasta el presente son informes de casos, series de casos y estudios de diseño abierto (sin uso de placebo). Además, en informes anteriores se describía el uso de la ibogaína sobre todo en entornos no médicos o en clínicas privadas, y las descripciones de los entornos resultaban a menudo vagas, lo que limitaba seriamente la generalización de los resultados.
La ibogaína para el tratamiento del alcoholismo
Este nuevo estudio fue diseñado para superar estas limitaciones. Evaluará la seguridad, la tolerabilidad y la eficacia de dosis crecientes de ibogaína en doce pacientes alcohólicos después de que hayan pasado su síndrome de abstinencia en un entorno hospitalario controlado. El entorno es la Unidad Psiquiátrica del Hospital Clínico de la Escuela de Medicina de Ribeirão Preto (HCFMRP), en la Universidad de São Paulo (USP), Ribeirão Preto, Brasil. La USP es la mayor universidad pública brasileña y una de las más prestigiosas de América Latina. Además, nuestro estudio está recibiendo apoyo financiero de algunos de los más importantes organismos brasileños de apoyo a la educación y la investigación, como el CNPq (Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico) y la FAPESP (Fundación de Investigación de São Paulo).
Es importante señalar que en los informes anteriores se utilizaron dosis que oscilaban entre 6 y 29 mg/kg. En nuestro estudio, cada paciente será hospitalizado durante veinte días para la evaluación de la seguridad y la tolerabilidad, y recibirá tres dosis crecientes de ibogaína. Los primeros tres de los doce pacientes recibirán dosis orales de 20 a 400 mg de ibogaína en un diseño abierto. Si las tres dosis superiores (240, 320 y 400 mg) son bien toleradas, los siguientes nueve voluntarios recibirán al azar estas dosis o placebos en un diseño de doble ciego. Con este diseño observaremos la seguridad y la tolerancia de las dosis crecientes de ibogaína y su posible eficacia. Los voluntarios también serán evaluados 7, 14 y 21 días y 1, 3, 6 y 12 meses después de salir del hospital para controlar su consumo de alcohol y otras drogas. Además, este estudio será el primero en explorar los posibles efectos de la ibogaína en los endocannabinoides, el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) y los niveles de interleucina en el plasma.
Hasta donde sabemos, éste parece ser el único estudio sobre la ibogaína que utiliza la metodología más rigurosa. Si descubrimos que la ibogaína administrada en estas dosis resulta segura y efectiva para reducir el consumo de alcohol, desarrollaremos más ensayos con muestras de mayor tamaño. Además, paralelamente a este estudio sobre el alcoholismo en Brasil, estamos preparando un ensayo clínico adicional que estudiará la ibogaína para el tratamiento de la dependencia a la metadona en España. Juntos, esperamos que estos estudios puedan responder a nuestras preguntas sobre la seguridad y la eficacia de la ibogaína para tratar la dependencia a las drogas.
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