ICEERS | 6 junio 2024
El reciente informe de la Relatora Especial de la ONU sobre el derecho a la salud, titulado Consumo de drogas, reducción de daños y el derecho a la salud, ofrece una perspectiva esclarecedora para la protección de los derechos humanos en el contexto de la política de drogas, incluyendo la preservación de los conocimientos sobre las medicinas tradicionales indígenas. La doctora Tlaleng Mofokeng, Relatora Especial, aborda una amplia gama de recomendaciones que conllevan implicaciones significativas para las políticas de salud pública y los derechos de las comunidades históricamente discriminadas.
Recomendaciones principales
El informe destaca varias recomendaciones importantes, entre las que se incluyen la regulación responsable y la despenalización de las prácticas con estas medicinas. A continuación, analizamos estas propuestas y sus potenciales repercusiones:
- Regulación responsable: Avanzar hacia marcos regulatorios responsables, sugiriendo la regulación legal de las especies y sustancias fiscalizadas por los convenios internacionales. Este enfoque busca reducir los daños asociados con el mercado ilegal y garantizar un acceso seguro y controlado.
- Eliminación de prácticas discriminatorias: Poner fin a las prácticas y requisitos discriminatorios que impiden el acceso a servicios de salud. Esta recomendación resulta crucial para garantizar que todas las personas, independientemente de su origen o situación socioeconómica, puedan acceder a los cuidados que necesitan, sin barreras burocráticas que obstaculicen su derecho a la vida.
- Atención a grupos marginalizados: Considerar las necesidades específicas de poblaciones marginalizadas. Reconocer y abordar estas necesidades puede marcar la diferencia entre una política de salud pública inclusiva y una que perpetúe la exclusión y la desigualdad.
- Iniciativas lideradas por pares: Apoyar políticamente y financiar de manera estable las iniciativas lideradas por pares, esenciales para la reducción de daños. Estas iniciativas, basadas en la experiencia vivida de los propios usuarios, ofrecen enfoques más efectivos y empáticos para la prevención y el tratamiento.
- Revisión de leyes opresivas: Asegurarse de que las leyes no perpetúen opresiones como el racismo y el colonialismo. Esto incluye la necesidad de revisar y reformar las legislaciones que criminalizan las prácticas con medicinas vegetales y que afectan desproporcionadamente a las comunidades marginalizadas.
- Despenalización del uso de drogas: Despenalizar el consumo, la posesión, la compra y el cultivo de estupefacientes para uso personal. La criminalización del consumo personal se ha demostrado ineficaz y perjudicial, perpetuando el estigma y las barreras para el acceso a la salud.
- Marco legal internacional: Revisar el marco legal internacional sobre el control de drogas con el fin de reflejar una perspectiva de derechos humanos y salud pública, en lugar de una basada en la represión y el castigo.
Relevancia en el marco de la globalización de las plantas tradicionales
El documento se abre con una afirmación reveladora: «Las drogas forman parte de la historia de la humanidad desde hace miles de años, ya sea por usarse con fines terapéuticos, en ceremonias religiosas y culturales, o por placer». Esta declaración inicial resalta la importancia y la diversidad de la relación con estas sustancias a lo largo del tiempo, reconociendo su papel en la medicina tradicional, en la espiritualidad y en la búsqueda de experiencias placenteras. Entre las sugerencias de la Relatora, una se destaca particularmente por su relevancia para la labor de incidencia respecto a las prácticas tradicionales. En el apartado de conclusiones y recomendaciones se estipula lo siguiente:
«85. Basándose en los principios de igualdad y no discriminación, transparencia, participación y rendición de cuentas, la Relatora Especial recomienda a los Estados que:
[…] Reconozcan los usos culturales y medicinales de las plantas y de la flora por su gran diversidad más allá de los paradigmas médicos occidentales mediante la protección de los derechos de las personas negras, los Pueblos Indígenas y los afrodescendientes a cultivar y usar esas plantas y esa flora, y a acceder a ellas, sin que las grandes empresas las extraigan y las agoten; […]».
Esta recomendación subraya la importancia de proteger los derechos de las comunidades indígenas a seguir practicando sus tradiciones sin la explotación y agotamiento por parte de grandes empresas. En consecuencia, se encuentra profundamente alineada con la misión de integrar las medicinas tradicionales en la sociedad y preservar las culturas que las atesoran.
El reconocimiento de las prácticas tradicionales con medicina vegetal más allá de los paradigmas médicos occidentales abre un espacio vital para integrar los conocimientos ancestrales en las sociedades del Norte Global. Además, al proteger el derecho de estas comunidades a cultivar y usar sus plantas, se garantiza la continuidad de prácticas que resultan fundamentales para preservar su identidad, lograr mayor cohesión comunitaria y aumentar el bienestar.
Asimismo, la recomendación de evitar la extracción y agotamiento de recursos por parte de grandes empresas aborda directamente las dinámicas de poder que frecuentemente resultan en la explotación y despojo de los recursos naturales de las comunidades locales. Este enfoque promueve una visión más equitativa y sostenible del desarrollo, respetando la soberanía de las comunidades sobre sus recursos y territorios. Todo ello en el marco del derecho a disfrutar del nivel más alto posible de salud física y mental.
Un avance significativo
El informe de la Relatora Especial representa un avance significativo en el reconocimiento de los derechos culturales y medicinales de las especies psicoactivas. Según la doctora Constanza Sánchez Avilés, directora de Ley, Política y Derechos Humanos en ICEERS, «estas recomendaciones refuerzan nuestro compromiso con la protección de las prácticas etnobotánicas y la defensa de los derechos de las comunidades indígenas, así como mucho del trabajo de litigio que hemos estado haciendo para defender a las personas indígenas que viajan con sus medicinas tradicionales».
«Continuaremos trabajando para integrar estas prácticas en la sociedad de manera justa y sostenible, asegurando que las políticas globales reflejen y respeten la riqueza y diversidad de las tradiciones culturales», añade Constanza.
La labor de ICEERS se enfoca en fomentar un entendimiento más profundo y una mayor aceptación de las medicinas tradicionales, abogando por políticas que promuevan la justicia social y el respeto por la diversidad cultural. Este informe no sólo valida nuestros continuos esfuerzos educativos y de servicio a la comunidad, sino que también nos brinda un marco sólido para continuar avanzando en nuestra misión.
Foto de Agência Brasil en Wikimedia Commons.
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