(Serie «Comunidades de ayahuasca durante la pandemia» | Parte 2)
Esta entrada constituye la segunda parte de una serie que explora el impacto de la pandemia en las comunidades de ayahuasca (leer Parte 1 | Parte 3). ICEERS busca apoyar a la comunidad proporcionando una perspectiva a vista de pájaro de las tendencias, movimientos y puentes entre las prácticas tradicionales y las emergentes. Tras el duro golpe que ha supuesto la pandemia, nos tomamos el tiempo de hablar con un puñado de personas involucradas o que conocen bien las comunidades en Europa, América del Norte, América Central y América del Sur.
Todas las entrevistas fueron anónimas, por lo que los detalles geográficos se han omitido para preservar la privacidad de las personas con las que hablamos. Nuestro objetivo era aprender cómo se están adaptando las comunidades de ayahuasca para informar mejor sobre nuestras actividades y ayudar a la comunidad a ampliar su perspectiva.
Ceremonias de medicina vegetal en tiempos inciertos
La pandemia mundial trajo consigo algo que nadie podría haber previsto: la repentina prohibición de reunirse en comunidad y encontrar espacios para trabajar con las plantas maestras. Aunque todavía no sabemos cómo van a seguir respondiendo los gobiernos, la situación actual parece insinuar un futuro en el que las autoridades reaccionen a las sucesivas oleadas de brotes exigiendo diversos niveles de distanciamiento social, cuarentena u otras medidas de salud pública para detener la propagación del virus.
Hemos hablado con varias personas líderes de comunidades sobre la forma en que planeaban abordar el reinicio de su trabajo con ceremonias comunitarias. En esta entrada proporcionamos una brizna de información sobre los diferentes enfoques que se están planteando. Ya se han empezado a compartir protocolos y prácticas que conviene tener en cuenta a la hora de organizar ceremonias (véase, por ejemplo, la carta abierta informativa y bien documentada de Entheonation). Por ello, la intención de esta entrada no busca proporcionar una visión general de los posibles riesgos que presentan las ceremonias.
Al hablar con las personas facilitadoras, nos encontramos con muchas opiniones diferentes sobre el virus y sobre cómo llevar a cabo las ceremonias en este nuevo contexto. Algunas y algunos líderes comunitarios se mostraron muy cautelosos, mientras que otros opinaban que la pandemia ha sido exagerada. Sin embargo, a pesar de las opiniones divergentes sobre la naturaleza de la pandemia, hubo consenso en que el papel de la persona facilitadora es cuidar de todo el mundo, independientemente de cuáles sean las perspectivas sobre la pandemia y las respuestas del gobierno a la misma.
Celebración de reuniones con seguridad
Según algunas de las personas con quien hablamos, es mejor evitar entrar en debates. En su lugar, conviene poner en práctica todas las medidas de seguridad necesarias para proteger la salud y la seguridad de los participantes. Una de ellas dijo: «por ejemplo, es posible que las personas no se tomen demasiado en serio el distanciamiento físico. Pero debe ser una decisión acordada por todos y cada uno de los participantes. Si algunas personas quieren abrazarse, no diremos nada, pero al mismo tiempo no les animaremos a olvidar las reglas, y les invitaremos a no ejercer presión de grupo sobre nadie. Debemos preparar todo para que se mantengan a salvo de la infección, pero si luego deciden libremente permanecer cerca unos de otros, también estará bien».
Una facilitadora de EE UU, por ejemplo, nos dijo que habían planeado reiniciar las ceremonias estableciendo una serie de medidas de protección para su comunidad. Pero, a medida que todo ha ido avanzando, han modificado sus estrategias. Nos dijeron que inicialmente habían planeado pedir a las personas participantes que se sometieran a una prueba rápida de COVID (IgM-IgG), que da resultados en un período de 7 a 15 minutos y detecta la exposición al virus en los últimos días.
Cambio de opinión
Sin embargo, después de reflexionar, cambió de opinión. «El punto», explicaba, «es que no sé si quiero estar en la posición de hacer estas pruebas a la gente. De hecho, en nuestra región hay ahora grandes centros de infección en áreas donde la gente de nuestra comunidad va a trabajar. Por lo tanto, si alguien trabaja en una zona muy afectada, incluso si la prueba dice que la persona no está infectada, esto no es garantía de nada. Y no quiero entrar en eso. No soy médica, y no quiero cargar con esa responsabilidad».
Finalmente, decidieron posponer el reinicio de las ceremonias hasta que se pueda garantizar la seguridad de las personas. Y también por consideración con las plantas —valorando que si un vecino se preocupaba por ver demasiados coches en un lugar, podía llamar la atención de las autoridades—.
La necesidad de curación, la fe y la comunidad
Entre las consideraciones de seguridad frente al virus, las personas que lideran comunidades también se sienten motivadas por el deseo de crear espacios para la curación. No en vano, atravesamos un momento en que mucha gente ha experimentado pérdida, estrés y aislamiento.
Una facilitadora que vive en los Pirineos señaló que, si bien los que les rodean se han desenvuelto bien, las personas que viven en las ciudades se enfrentan a muchos más desafíos. Las primeras personas a quienes quieren invitar a las ceremonias son las que necesitan más apoyo. Por ello, su plan es acogerlas unos días más después de las sesiones. Nos contaba que «lo más importante para sus procesos y su curación es caminar por el bosque y estar cerca de la naturaleza, conectando con el mundo en el que vivimos. La armonía y la curación se logran al conectar con la naturaleza sagrada».
Cuando se le preguntó cómo serán las ceremonias en la «nueva normalidad», esta facilitadora no advertía grandes cambios. «Nuestra comunidad es pequeña, todas y todos nos conocemos muy bien. Y no ganamos dinero con esto, así que no habrá ninguna variación específica. Seremos muy cuidadosas, pero seguiremos haciendo el trabajo, cantando y bailando. Y todo será como siempre lo hemos hecho».
Importancia de la fe
Explicó su perspectiva sobre la importancia de la fe en tiempos como éstos. «Cuando se viven historias como esta pandemia, nuestra inmunidad es la fe. O crees o no crees. O crees que todo esto es parte de una evolución espiritual, o no. Nunca hago el tonto con la salud. Pero también sé que estamos protegidos por fuerzas espirituales. En nuestro bosque sólo tenemos aire limpio, la naturaleza que tenemos es nuestra vacuna. Tenemos que dejar que nuestra pequeña comunidad venga y respire. Esto es todo lo que necesitamos».
Estas perspectivas sobre la fe y la esperanza están muy difundidas. Sin embargo, otras personas hablaron de la importancia de «no dar rodeos espirituales» y de hacer frente al duelo, la pérdida y los desafíos que tantos y tantas están experimentando, en lugar de esquivarlos.
Responsabilidad individual y colectiva
La seguridad en los contextos ceremoniales es una responsabilidad compartida. Ésta fue la perspectiva que compartió otro facilitador con el que hablamos. Nos comentaba que, «más allá de las medidas concretas que se decidan, lo importante es que los facilitadores entiendan en todo momento que la salud de las personas es su propia responsabilidad. Por eso es conveniente aplicar todas las medidas que garanticen la seguridad de los individuos, y luego darles espacio para que también tomen decisiones por su cuenta». Según él, se debe alentar a las personas participantes a cuidar de su propia seguridad y a ser conscientes de no poner en peligro a los demás con sus acciones.
En contextos que difieren tanto de una región a otra, de un país a otro, es importante que las personas que lideran las ceremonias conozcan y sigan las directrices de sus respectivas jurisdicciones. En muchos casos, y según las legislaciones propias de cada país, las ceremonias se desarrollan en zonas grises de la ley. E incluso pueden ser consideradas prohibidas por los gobiernos. Tomar la atención debida es importante para evitar levantar una atención no deseada.
Protocolo para las ceremonias
La importancia de esta cuestión se articula en un protocolo para las ceremonias elaorado por un grupo holandés. «Debido al contacto que tenemos entre nosotros, corremos un riesgo relativamente alto en este entorno. También es posible que si resulta que el virus se ha propagado a través de la ceremonia, el gobierno realice una investigación adicional, con todos los riesgos (legales) que esto conlleva. Por último, los medios de comunicación podrían etiquetar el trabajo ceremonial como eventos súper contagiosos, lo que podría conducir a una publicidad negativa para las plantas».
Como tantas cosas en este momento, las comunidades abordan la organización y celebración de ceremonias de diversas maneras durante los tiempos de pandemia. Sin embargo, al hablar con algunas de estas personas facilitadoras, encontramos que hay dos áreas en las que todas estaban de acuerdo. Hubo consenso, en primer lugar, sobre la necesidad de cuidar la salud de todos los miembros de la comunidad. Y, en segundo lugar, sobre la importancia de proteger y honrar el bienestar de las propias plantas.
El futuro inmediato
Mientras algunos gobiernos reabren y aligeran las restricciones, otros lugares siguen bloqueados. Esto significa, entre otras cosas, que no será posible viajar a los países amazónicos para trabajar con la ayahuasca en el futuro inmediato. En la parte 3 de esta serie, exploraremos cómo los cierres y las restricciones fronterizas también afectan a la forma en que las personas fuera del Amazonas están obteniendo la ayahuasca para sus ceremonias.
Más entradas sobre el tema: Parte 1 | Parte 3
Imagen: “Jungle”, de George Hodan. Fuente: Public Domain Pictures.
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