El río Amazonas, en el corazón del mundo, es el más grande del planeta, con un caudal mayor al de los 6 siguientes mayores ríos del mundo combinados. Ese enorme caudal de agua representa solamente el 40% de toda el agua de la Amazonía: el resto la manejan las plantas. Un solo árbol amazónico evapora unos 1.000 litros de agua diarios a la atmósfera. Y en toda la selva amazónica se cree que hay cerca de 400.000 millones de árboles.
El corazón del mundo
Esa gigantesca cantidad de agua evaporada es la que forma las colosales corrientes de humedad atmosférica que hacen llover por todo el planeta. El Amazonas literalmente bombea la lluvia para que llegue a todo el mundo.
Por eso, la selva amazónica no solo hace la función de los pulmones del planeta. También es su corazón, bombeando el agua, la sangre de Gaia, a todo el resto del organismo planetario del que somos parte… y estamos destruyendo.
Atossa Soltani es la directora de estrategia global de la Amazon Sacred Headwaters Initiative, una iniciativa de Amazon Watch para proteger una de las zonas más importantes y críticas de la Amazonía. Manari Ushigua es el líder espiritual de los sapara, el pueblo nativo ecuatoriano que vive y protege esa zona del Amazonas desde tiempos inmemoriales.
Los sapara se encuentran en peligro de extinción. Han pasado de ser una nación nativa de más de 200.000 individuos, a poco más de 575 en la actualidad. Con ellos está desapareciendo su conocimiento del medio natural: los ancianos sapara eran capaces de identificar y dar uso a cerca de 1.500 especies vegetales diferentes. Cuando uno de esos ancianos muere, todo ese conocimiento desaparece.
Manari quiere que ese conocimiento se perpetúe, porque sabe que es lo que ahora le falta al mundo: recordar cómo relacionarse de forma sana con la naturaleza. Recordar que somos una parte de la naturaleza, no algo ajeno a ella. Recordar la parte invisible de la existencia. Para ello utiliza la ayahuasca, como una forma de encontrar en el propio interior ese mundo mejor. No es la única herramienta que Manari recomienda: volver a soñar, cambiar nuestra relación con el tiempo y dejar de comer carne son otras formas de reencontrar en nosotros la conexión perdida con la naturaleza.
La Selva Viva
La parte del Amazonas en la que viven los sapara es la más rica en biodiversidad de todo el planeta. Solo se han documentado el 5% de todas las especies que allí viven. Por eso, al rico conjunto que forman todos los organismos animales y vegetales, los recursos hídricos y minerales, al ecosistema entero, se le llama la Selva Viva.
La Amazon Sacred Headwaters Initiative trabaja para que esta Selva Viva y las gentes que allí viven sean declarados protegidos, y las actividades destructivas que llevan a cabo grandes multinacionales (minería industrial, extracción de petróleo, tala masiva, construcción de presas, pavimentado…) detenidas. Los indígenas tienen sus propias soluciones para ello, pero no pueden hacerlo solos. Por ello, la iniciativa de Amazon Watch no solo trabaja con más de 20 naciones indígenas, formando una gran alianza en la lucha contra la industria extractiva, sino que aboga por un cambio global en nuestra forma de relacionarnos con el mundo: la manera en que consumimos, como invertimos nuestro dinero y gestionamos nuestro tiempo, de qué forma nos organizamos para unir fuerzas, de forma local, nacional e internacional, hasta cambiar la definición actual de la economía mundial de estar basada en beneficios a estar basada en la prosperidad.
No estamos luchando por la naturaleza: somos la naturaleza defendiéndose a sí misma.
Colabora con la Amazon Sacred Headwaters Initiative.
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