Los Clubes Sociales de Cannabis (CSC) representan —entre otros elementos— espacios privilegiados de contacto con personas consumidoras de esta sustancia. Mientras las políticas prohibicionistas empujan a los y las responsables de los CSC a la cárcel y, por ende, a las personas usuarias a la clandestinidad, se está desaprovechando una oportunidad de oro para hacer investigación y conocer más de cerca el potencial del modelo de CSC para reducir los impactos negativos asociados al mercado informal, es decir, para mejorar las vidas de quienes consumen cannabis, de los barrios donde se sitúan los CSC y de la sociedad en su conjunto.
En 2015, empezamos un estudio con distintos objetivos: conocer el perfil de una muestra de miembros asociados a distintos CSC de la ciudad de Barcelona, estudiar los patrones de uso de distintas sustancias declaradas ilícitas, entender las motivaciones y percepciones ante el consumo, reflexionar sobre el tema del “consumo problemático”, analizar los motivos para pertenecer a un CSC o cómo las personas asociadas valoran los servicios allí ofrecidos, etc.
Ha sido un largo camino hasta poder presentar los resultados. En gran medida, por la dificultad añadida de encontrar apoyos para realizar este tipo de investigación. Por ello, estamos muy agradecidos a todas las personas que han participado en él, tanto a los más de 150 protagonistas que contestaron el cuestionario, como a todos los CSC de Barcelona que nos abrieron sus puertas para realizar la recogida de datos, así como a las federaciones cannábicas catalanas, CATFAC y FEDCAC y, a todo el equipo investigador.
A continuación, ofrecemos un resumen de algunos de los resultados del estudio en castellano.
Perfil sociodemográfico de las personas usuarias de CSC
El perfil demográfico estrella es el de un hombre (70,32%), de nacionalidad española (86,45%) y con estudios superiores (tan solo el 8% de la muestra ha obtenido el certificado de primaria). Las mujeres representan un 31,67% de la muestra.
En cuanto a la situación laboral, un 78% de la muestra tiene una situación laboral estable, con un nivel de renta que oscila entre los 651€ y los 1.500€ al mes.
La edad media es de 31,7 años y mayoritariamente viven o bien con sus padres, o bien solos/as o con su pareja. El estado civil más respondido es pareja de hecho (41,29%).
Patrones y hábitos de consumo en Clubes Sociales de Cannabis
Los lugares habituales donde se consume el cannabis son principalmente sitios privados o en asociaciones cannábicas. Por el contrario, el consumo en la vía pública o en los espacios dedicados al trabajo o al estudio es el que menos incidencia presenta.
Al reducirse el consumo en la vía pública tras la afiliación a un club, también se reducen los problemas legales derivados del consumo del cannabis: un total de 48 personas de la muestra han sido sancionadas económicamente alguna vez antes de formar parte del CSC, de éstas, 23 personas han sido multadas dos o más veces. Tras formar parte del club, sólo 17 personas han tenido problemas legales derivados del uso del cannabis y de éstas únicamente tres han sido multadas dos veces o más.
Esto puede guardar relación con el hecho de que los CSC ofrecen un espacio privado donde obtener cannabis y donde consumirlo, reduciendo la compraventa y el uso en espacios públicos y por tanto también la posibilidad de ser sancionado.
Por otro lado, las formas de obtención del cannabis antes de formar parte de un club eran a través de un traficante (47,09% de los casos), de la calle (36,78% de los casos) o por plantación propia (17,32%). Tras la afiliación a un club se han reducido drásticamente los casos de obtención a través de un traficante o en la calle. Esto contribuye a reducir una serie de riesgos asociados al mercado informal: la desinformación sobre la calidad del producto, el hecho de no tener un suministro fijo, contribuir con organizaciones criminales, etc.
Todas las personas entrevistadas afirman ser consumidoras de cannabis antes de haber formado parte del club. Por tanto, se les preguntó sobre la prevalencia en el consumo antes de entrar en el club y después. Mayoritariamente, los participantes han mantenido el mismo nivel de consumo que antes (47,66%). Otros notaron un incremento en el momento de entrar en el club, pero ha disminuido con el tiempo (9,03 %). Solo un 4,52% de quienes participaron ha manifestado haber aumentado su consumo tras empezar a ser miembro del CSC.
El hecho de que sólo un 4,52% de la muestra haya incrementado su consumo es un argumento importante a la hora de desmentir la postura de que “los clubes de cannabis incitan al consumo”.
Este debate se muestra recurrente ante un horizonte de regulación, tanto en los medios de comunicación como en la esfera política. También lo es el hecho de que todos los participantes fueran consumidores antes de formar parte del club, es decir, que a partir de asociarse a los Clubes Sociales de Cannabis las personas no se iniciaron al consumo de cannabis.
Un 68,39% de quienes participaron consume de forma diaria, y en total, un 96% han consumido en el último mes. Respecto a los fines del consumo, la gran mayoría de la muestra ha respondido que es un uso con fines lúdicos, solo un 10% de los participantes lo consumen por motivos terapéuticos o medicinales.
Los participantes en este estudio han considerado que los motivos más relevantes por los que consumen cannabis son para relajarse, dormir mejor, para disfrutar mientras escuchan música, disfrutan una película o ven la televisión. También para incrementar su creatividad, sentirse mejor y con menos ansiedad. Por el contrario, los motivos de consumo que menos incidencia tienen en la muestra de la población del estudio son por prescripción médica, para retar a las autoridades, para comunicarse mejor, como forma de inhibición, para combatir la depresión, como medicamento sin prescripción médica y para no aburrirse.
¿Consumo problemático?
La percepción sobre los efectos positivos de fumar cannabis es que los más relevantes son: la relajación, la creatividad y la facilidad para dormirse. En cuanto a los efectos negativos, los más repetidos han sido falta de concentración, los efectos para la salud y los posibles efectos a nivel mental.
Uno de los temas que quisimos examinar en este estudio es el de la utilidad del polémico cuestionario CAST (Cannabis Abuse Screening Test), que evalúa el consumo problemático. De acuerdo con la escala CAST-b un 61,93% de la muestra tenía un consumo problemático. Esto se contrapone con el estudio de OEDA (2017) en el que se encontró que un 19% de la muestra tenía un consumo problemático. Las diferencias recaen en que la mayoría de los participantes en nuestro estudio eran consumidores diarios, cosa que no pasaba con OEDA, también en los criterios de aplicación del método CAST que, a la vista de los resultados, sobredimensionan el consumo problemático. En este mismo estudio, cuando se aplican los criterios de CAST-f según las indicaciones del DSM-IV nos sale un 58,7% de consumo problemático y con los criterios del DSM-V nos sale un 13,54%.
Esto puede ser debido a que los criterios de la escala CAST tienden a la baja en las áreas más problemáticas. Por ello, resulta difícil confirmar que existe un uso problemático en nuestra muestra a partir de una simple escala de calificación como es el CAST.
Servicios de asesoramiento de los Clubes Sociales de Cannabis
Los servicios de información y asesoramiento que ofrecen los clubes informan sobre el producto y su calidad y persiguen el objetivo de aumentar los beneficios y reducir los riesgos asociados al consumo.
Sobre la percepción de cómo se recibe la información a la hora de adquirir cannabis del club encontramos que un 82% de los participantes consideran que están muy o adecuadamente informados. Un 17% respondieron que en parte sí y en parte no y, por último, un 1% respondió que estaba muy mal informado. Un 48,38% de la muestra indicó que el CSC les había «proporcionado recursos para reducir sus patrones de consumo regular», tales como evaluaciones diarias o mensuales del consumo de cannabis.
De toda la muestra, se preguntó a aquellos que habían hecho uso de los servicios de información acerca de su grado de satisfacción y si el servicio había contribuido a reducir los riesgos del consumo. Se obtuvo que un 90% se muestran muy satisfechos y además un 88% manifestaron que les había ayudado a reducir los riesgos.
Un total de 41 miembros de la muestra habían usado el servicio de asesoramiento médico ofrecido por su CSC y un 90,48% de los mismos juzgó que se la había proveído con la información de calidad requerida.
Discusión y conclusiones del estudio
- El perfil de las personas que integran la muestra resultó muy parecido al encontrado en dos estudios similares realizados en Bélgica y en Euskadi.
- Solamente un 4,52% de la muestra reportó un incremento del consumo a partir del momento que se unió a un CSC.
- Los servicios de información y asesoramiento que ofrecen los Clubes Sociales de Cannabis fueron valorados positivamente y permitieron a los miembros asociados ser más conscientes de su consumo de cannabis, evaluarlo y tomar medidas para autorregularlo.
- A pesar de toda la información provista por los CSC y de las estrategias de reducción del riesgo, no hubo participantes de la muestra que consumieran cannabis utilizando únicamente la vaporización y, alrededor del 60% utilizaba este método en raras ocasiones o nunca.
- Según las personas entrevistadas, muchos vendedores de drogas declaradas ilícitas ofrecen otras sustancias con más riesgos en el momento de la transacción, no ocurre los mismo dentro de los CSC donde solamente se puede acceder a cannabis.
- A partir del momento en que una persona se une a un CSC, baja drásticamente la posibilidad de ser multado por el consumo en vía pública.
Enlace al estudio (sólo disponible en inglés):
Categories:
Noticias
, Cannabis
, Noticias
, Cannabmed
, Investigación e innovación
Tags:
cannabis
, cannabis medicinal
, entrevista
, Barcelona